Un buen jefe no es aquel capaz de transmitir directrices que sean acatadas por sus empleados. Sino que un buen jefe se ha convertido en un líder, en aquel que tiene la capacidad de confiar en sus empleados, que rompe con la tradicionalidad de las empresas y que maneja la situación con un punto de vista muy humano.
Los equipos de trabajo están formados por personas. Aunque parezca algo obvio, es importante no olvidarlo, pues ante todo debe valorarse ypotenciarse lo humano, más allá de lo autoritario. Desde hace tiempo estamos entrando en una nueva etapa de dirección empresarial.
Por este motivo, os presentamos, a continuación, las 5 diferencias más destacadas entre los buenos y los malos jefes.
- Los buenos jefes consideran siempre que sus empleados hacen las tareas de la mejor manera posible. Los malos jefes piensan que lo hacen con malas intenciones. Es por eso, que cuando algo va mal, los malos gerentes asaltan directamente a sus trabajadores, culpándoles de inmediato. En cambio, los buenos toman la situación con más calma e intentan comprender el porqué de la situación y ver qué se puede aprender de lo sucedido.
- Comprender la conexión entre la pasión de un empleado por un proyecto y el aumento del rendimiento es característico de un buen gerente. Así pues, este intentará no poner trabas ni obstáculos al trabajador para que pueda desarrollar de la mejor manera posible su trabajo. En cambio, un símbolo de mal gerente será aquel que simplemente quiera seguir la política empresarial, sin posibilidad de que el personal pueda ser proactivo y aportar sus ideas.
- Un buen líder es aquel que no se centra en los pequeños errores o las pequeñas cosas, sino que tiene una visión global de él como jefe, de sus empleados y de la empresa. Es por este motivo que, por ejemplo, los malos jefes pondrán el ojo a pequeñas faltas como llegar 5 minutos tarde, pero no reflexionarán sobre la hora que te quedaste de más en la oficina para terminar tu trabajo.
- Será signo de buen liderazgo si el jefe es capaz de confiar lo suficiente en sí mismo, como para confiar también en los miembros que forman parte de su equipo. Por el contrario, si no son capaces de confiar en el trabajo de sus empleados estarán constantemente de la línea que sigue su plantilla para que no cometan ningún tipo de error.
- Finalmente, decir la verdad es símbolo de buen coordinador y es también, muy valorado por los empleados. Si algo sale o va mal es mejor decirle que ocultarlo. Así, un mal jefe optará por callar, controlar y mandar.
En definitiva, un buen jefe se caracteriza por su capacidad de liderazgo y de crear sinergias entre los empleados. Van más allá del mero mandato y de la idea de acatar órdenes, sino que apuestan por la confianza hacia los empleados y la proactividad de los mismos.
Fuente: equiposytalento.com (enlace)
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