Los pasteleros que aprendieron alemán
Noticia publicada por: Elvia Victoria
Aragón Palancares
Dulces Dulca, fundada en 1977, dio el
salto tras adaptarse a las exigencias germanas.
Era el año 1977 y en Peñaranda de
Bracamonte, un pueblo de la provincia de Salamanca, coexistían cuatro pequeñas
industrias pasteleras. Entonces, sus propietarios decidieron poner en marcha
una fórmula para crecer: sumar plantillas y productos. Así nació Dulces Dulca,
una empresa que ya exporta el 80% de su producción, sobre todo al resto de la
Unión Europea. César Serna, uno de los cuatro socios fundadores y gerente de la
empresa, recuerda aquellos días: “Tuvimos que poner, entre los cuatro socios,
unos 44 millones de pesetas (en torno a 271.000 euros)”. Si se tiene en cuenta
que, por aquel entonces, se podía comprar un piso por 200.000 pesetas (unos
1.200 euros) o un coche por 30.000 pesetas (alrededor de 180 euros), se puede
uno hacer una idea del esfuerzo que hicieron aquellos emprendedores. “Con ese
dinero compramos una antigua fábrica de colchones que transformamos y
adaptamos; adquirimos maquinaria y agrupamos a las 30 personas que trabajaban
en las empresas que unimos”.
“Decidimos entonces que había que
salir a buscar mercados y nos dimos cuenta de que los productos tradicionales,
aquellos que siempre habíamos hecho aquí, no siempre funcionaban. Entonces, lo
que hicimos fue viajar, ver lo que hacían por ahí y hacerlo aquí. Fue el único
modo que vimos de poder acoplarnos al mercado y crecer”. El tiempo ha probado
que aquella no fue una mala decisión: hoy Dulces Dulca factura 17 millones de
euros y da trabajo a unas 150 personas.
Un momento clave
Serna es experto pastelero. “Comencé a
trabajar en la pastelería de mi padre cuando tenía 14 años”, relata que el
secreto del éxito está en “trabajar todos los días, aportar ilusión al negocio
y ser ágil para resolver las demandas y problemas que van surgiendo”. Con
Dulces Dulca consiguió su primer contrato internacional en Alemania. “Aquello
fue una casualidad, puesto que por entonces no hacíamos ni ferias ni nada
similar. Fue un proveedor alemán, que nos proporcionaba materia prima
(emulsionantes y cosas de estas) y que necesitaba de un fabricante que hiciera
cruasanes en España”.
En aquellos días, Dulces Dulca no
elaboraba cruasanes, “pero en tres meses ya estábamos haciéndolos rellenos de
chocolate para una de las cadenas de grandes superficies germanas”. Fue una
apuesta y un esfuerzo que hoy agradecen en Dulces Dulca porque “mejoramos
nuestros sistemas de producción, obligados por los controles continuos de los
alemanes. En un año y medio dimos la vuelta a la fábrica. Hoy vendemos en toda
la UE y para eso necesitamos trabajar con unos parámetros de calidad altos, lo
que nos obliga a mejorar nuestros procesos”.
La firma salmantina vende la mayor
parte de su producción como marca blanca para grandes cadenas de distribución,
tanto de España como del resto de Europa. Serna explica las ventajas de vender
con marca blanca: “Cuando un cliente te encarga hacer marca blanca, controla
mucho los procesos y la calidad… pues se juega el prestigio. Tiene también la
ventaja de que abarata tus costes puesto que todos los desarrollos de marca,
publicidad y envasado los asume la otra parte. Además, te tienen que dar un
sitio en el lineal, que no tienes que pagar, pues es su marca”.
La innovación de Dulces Dulca es, según
el emprendedor, el corazón de la empresa. “Desarrollamos tanto productos
propios como otros que nos piden nuestros clientes. Investigamos mucho en reducir
las calorías y el azúcar sin que el sabor del producto se resienta”. Serna
explica que el cliente pide productos sin grasas, sin azúcar y que se conserven
mucho tiempo. En España se piden periodos de caducidad muy largos porque si
llega al cliente a falta de 15 o 20 días de caducar, ya no lo compra”.
Noticia originalmente
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Comentario realizado por María Uceda León
ResponderEliminarLa noticia presentada es un ejemplo de cómo lograr el éxito en el trabajo. En mi opinión la base de la continuidad de esta empresa que partió como la unión de cuatro pastelerías de un mismo pueblo reside en el mantenimiento de una serie de valores tales como el esfuerzo, la adaptación, el interés, la iniciativa o la ilusión.
Pienso que conseguir mantener una empresa y hacerla evolucionar es una tarea bastante difícil y más en estos tiempos de alta competitividad, pero no es imposible tal y como se puede observar en el caso.
En esta tarea los trabajadores juegan un papel muy importante ya que son los que día a día mediante su trabajo mantienen la actividad de la empresa. También es fundamental la `política´ que pretenda seguir la empresa ya que esto determinará el éxito o el fracaso de la misma.
En el caso de Dulces Dulca se apostó por el esfuerzo diario y por la búsqueda constante de nuevas necesidades, productos y mercados. Yo creo que se trata de algo fundamental que puede hacer que una empresa prospere. Seguramente, los socios de Dulces Dulca nunca esperaron que la empresa se convirtiera en una de las más competitivas del sector, pero siempre pusieron empeño en seguir avanzando y progresando, de ahí la clave de su éxito.