LA REALIDAD DE LOS RECURSOS HUMANOS
Resulta muy interesante estudiar las diversas teorías que podemos aplicar a las innumerables áreas de la organización y la gestión de los recursos humanos. En el análisis de esta materia hemos podido observar cómo la planificación estratégica de los Recursos Humanos de una empresa es fundamental para la productividad de la misma y hemos visto un ingente número de teorías que podrían ayudar a la mejora de estos aspectos. Sin embargo, el estudio de toda esta materia me deja la amarga sensación de que se ha teorizado mucho más de lo que, en términos prácticos, se traslada a la realidad laboral.
La información que me llega día tras día, de diferentes fuentes (amigos, conocidos, familiares, internet, televisión...) me indica que los libros tienen mucho más en cuenta la gestión de los recursos humanos que los agentes económicos del mercado del mundo real. En cuanto atravesamos la barrera de entrada al mundo laboral comprobamos que estamos en una selva llena de fieras esperando devorar la carne del más débil. El esfuerzo, el trabajo en sí mismo considerado, es, bajo mi punto de vista exageradamente menospreciado en la actualidad. Generalmente, los empleadores no tienen presente que al contratar a un trabajador están dándoles una nueva dirección a su vida, que van a suponer un cambio radical en el normal desenvolvimiento de su cotidianeidad. La persona se ha instrumentalizado hasta niveles casi insospechados. Las leyes laborales, cada vez más flexibles por el tema de la regeneración de los mercados (que no deja de ser la excusa de siempre) permiten a los empresarios sustituir a los trabajadores como quien se afeita y acto seguido, tira la cuchilla.
El sistema capitalista en el que vivimos está configurado como una obra de ingeniería perversa construida sobre la base de relaciones de interés económico entre políticos, lobbies, banqueros y empresarios. Es todo una gigantesca maquinaria bien diseñada que se alimenta del esfuerzo del más desprotegido.
Si creen que exagero, sólo tienen que observar. Observen y verán jornadas de trabajo interminables, salarios precarios (cuando no ilícitos), horas extraordinarias no remuneradas, inestabilidad laboral, aplastamiento psicológico del empleado, despidos en masa, fraudes, evasión de impuestos, trabajo sin contrato, explotación física y psíquica del trabajador, faltas de respeto, ausencia de reconocimiento o estima, desprotección del empleado frente a riesgos laborales, escepticismo a contratar a jóvenes sin experiencia, etc. Incluso mi corta experiencia laboral me ha permitido comprobar que la mayoría de los preceptos legales que estudiamos en clase caen en papel mojado una vez que cruzas las puertas de ese infierno llamado mercado.
Me gustaría pensar que no en todos sitios el empleo es así, pero basta ya de teorizar, y exijamos que se aplique lo que tenemos para conseguir que algo de lo que estudiamos tenga sentido.
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