Aportación
personal de Carlos Igeño Espinosa
En
este bloque hemos estudiado un tema dedicado a la motivación de los empleados
públicos. Hemos visto las teorías que se han elaborado a lo largo de la
historia. Por un lado las teorías de contenido, centradas en “las necesidades y
recompensas que originan o condicionan el comportamiento”. Por otro lado las
teorías de proceso, que “pretenden descubrir qué ocurre en la mente de los
seres humanos y cuáles son los factores determinantes de las conductas”, que
hacen que se produzcan.
Pero
a pesar de todo, en mi opinión, la motivación es algo completamente subjetivo. Elaborar
una teoría general que sea aplicable a todas las organizaciones, en todos los
casos, es prácticamente imposible. Lo que para un trabajador puede ser un
elemento crucial, para otro puede no tener ninguna importancia. La motivación
de los empleados puede venir dada por el trato de su jefe, las relaciones con
sus compañeros, los ceros de su nómina o simplemente “por amor al arte”.
Esto
no es nada nuevo y por supuesto no quiere decir que sea inútil teorizar sobre
la motivación. Nada más lejos de la realidad, las exposiciones teóricas son
esenciales para los directores de Recursos Humanos. Sólo que deben
interpretarlas como lo que son: teorías que generalizan sobre un elemento
subjetivo.
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