La motivación y el liderazgo hacen que el equipo trabaje con
entusiasmo y alcance las metas y los objetivos que se pretenden alcanzar.
El liderazgo, como ya expliqué en mi aportación personal
anterior, constituye el conjunto de habilidades gerenciales o directivas que un
individuo tiene para influir en la forma de ser de las personas o en un grupo
de personas determinado, haciendo que este equipo trabaje con entusiasmo en el
logro de metas y objetivos.
La motivación laboral, por otro lado, es un aspecto
fundamental que debe existir en el entorno de trabajo. En un entorno donde la
motivación es inexistente no podrá darse una actitud continua y directa por parte
del trabajador. De algún modo podemos decir que la motivación debe ser inducida
en el entorno, para provocar que un trabajador actúe de forma persistente y
continua, intentando conseguir los objetivos de la empresa. La motivación puede
perderse por parte del trabajador, surgiendo un fenómeno denominado apatía. Esta
puede desaparecer a través de la autoconfianza, el positivismo, el optimismo y
la perseverancia, entre otras.
La apatía puede resultar claramente nociva si se convierte
en estable, pues tiende a afectar a la salud y a limitar la capacidad de
vinculación. También afectará a la productividad, desfavoreciéndola puesto que
a través de un correcto liderazgo y una correcta motivación la empresa pretende
favorecer la productividad de la misma, o será uno de sus objetivos
fundamentales.
Por tanto, bajo mi punto de vista, motivación y liderazgo se
encuentran relacionados, ambos van dirigidos a la consecución de unas metas u
objetivos, y además, y aquí la conexión fundamental, la función que el líder
debe ejercer es la de motivar, motivar a su equipo para que este trabaje en
sintonía con sus propósitos, propiciando un mejor ambiente y cumpliendo así los
objetivos que tanto los trabajadores como el líder persiguen de forma conjunta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.