A lo largo del curso hemos
tratado el tema de la motivación de los empleados para el efectivo desempeño de
sus tareas, los procedimientos a seguir para alcanzar un buen liderazgo y los
procesos de selección y afectación del personal de una organización y administración
para que ésta funcione lo mejor posible. Sin embargo, me ha llamado la atención
el hecho de que no se haya considerado en ningún caso el trato de los empleados
de una administración o de cualquier organización en general con agentes
externos, con clientes o usuarios. A menudo nos topamos en mostradores de
recepción y secretarías de instituciones con empleados que puede que tengan un
alto nivel de motivación y se encuentren dentro de un equipo bien liderado sin
conflictos internos, pero a la hora de atender a un usuario dejan mucho que
desear.
El trato directo con los usuarios
es un factor clave a considerar, sobre todo si estamos hablando de la
Administración Pública cuyo origen último y dedicación son los ciudadanos. Sin
embargo, en las numerosas pruebas de selección y promoción llevadas a cabo para
ocupar el puesto dudo mucho que se realice ninguna simulación de atención a un
usuario. Al contrario, más bien me da la impresión que las personas que acceden
a un puesto en la administración como funcionario administrativo son
considerados empleados-máquina que, si realizan bien el papeleo, siguen su
carrera profesional, olvidando que en el proceso de rellenar papeles tratan con
usuarios en muchos casos descontentos con el trato recibido.
Todo lo expuesto anteriormente no
es generalizable a todos los funcionarios o personal laboral de una
administración ni mucho menos. Muchos de ellos conscientes de las tareas que
contiene su puesto no dudan en dedicar
una sonrisa y un “buenos días” a quien se acerca a requerir sus servicios.
Cierto es que la motivación en el
trabajo, un buen liderazgo y la ausencia de conflictos dentro de la
organización propician un clima óptimo de trabajo en el que el empleado se
sentirá cómodo y, por tanto, transmitirá esta sensación a los usuarios que
reciba. Sin embargo, en una Administración amplia esto sería una situación
utópica que no menos deseada y no por ello considero que los empleados deban
reflejar al usuario malas situaciones internas. Como dice el refrán “al mal
tiempo buena cara” y si poner buena cara forma parte de tu trabajo entonces es
cuando no hay excusa para aplicarse el refrán cada mañana.
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