Aportación personal de Laura Navío Codón.
Los discapacitados en las organizaciones, ¿una carga o una ayuda?
Quizás muchos empresarios hayan tenido que
plantearse esta cuestión en alguna ocasión, el hecho de integrar o no a
discapacitados en su organización, personas que tanto por motivos físicos como
psíquicos no disponen de plena capacidad para realizar de una forma “normal”
las funciones establecidas por la organización.
Como ya venimos diciendo desde el principio del
curso, el recurso humano en una organización debe entenderse como el mayor
activo del que la misma dispone. Entendido de este modo, sería lógico que a los
discapacitados, simplemente por el hecho de ser personas tan dignas como
cualquiera, se les ofrecieran las mismas oportunidades que al resto de personas.
Pero desgraciadamente esto no es así. A pesar de que cada vez son más las
empresas que contratan a personas con discapacidad adaptando sus labores a sus
capacidades y limitaciones, aún sigue habiendo otras muchas que no lo hacen,
además de que el porcentaje reservado en las organizaciones a este colectivo es
demasiado pequeño para lo que debería ser en una sociedad, en teoría, avanzada
como en la que vivimos.
No hace mucho, en la televisión, apareció un
caso que me sorprendió gratamente. Era una chica con síndrome de down, la cual
ostentaba un puesto en la cocina de un restaurante, y comentaba que ella misma
habló con el encargado de recursos humanos para realizar una labor más
compleja, pues a su parecer la que realizaba “se le quedaba corta” y pensaba
que podía sentirse más realizada en otro puesto. Ejemplos como estos, son los
que han de hacernos abrir los ojos, o más bien a los empresarios, pues como
podemos ver a pesar de tener discapacidad, cuentan con mayor fuerza de voluntad
que cualquiera de nosotros, pues son conscientes de sus limitaciones, y una vez
encuentran algo que les hace sentir realizados, quieren dar lo mejor de sí, se
sienten más motivados y seguramente también ayuden a motivarse al resto de
compañeros de trabajo. Unos compañeros que también debieran ayudar a la
integración del discapacitado, no pensando que serán una carga, si no
ayudándoles a que se introduzcan en la organización, a que conozcan cómo
funciona todo, y que se sientan acogidos y queridos en la empresa. Estas
personas, dan día a día lecciones de vida, lecciones de superación, de
esfuerzo, de lucha, de constancia, de alegría… asuntos todos ellos muy
importantes y necesarios en cualquier grupo de trabajo. Tenemos mucho que
aprender de ellos, y la sociedad debería concienciarse de ello, y hacer un “hoy
por ti, mañana por mí”, pues ayudando a estas personas y mostrándoles nuestro
apoyo estamos a la vez creciendo nosotros mismos como personas, gracias a las
lecciones que nos dan.
Por suerte, en las organizaciones, parecen que
van dándose cuenta de todo ello, destinando determinados puestos a personas
discapacitadas, y haciendo que se sientan uno más y que su trabajo es igual de
importante que el del resto de empleados. En una sociedad, en la que parece que
se están perdiendo los valores, me resulta de grandísima importancia
profundizar y reflexionar sobre temas como estos, pues piénsalo, nunca sabes lo
que puede pasarte mañana, y quizás entonces seas tú quien se encuentre en su
situación.
Por tanto, para mí la respuesta a la pregunta
que planteaba al principio está bastante clara: los discapacitados no es que no
sean una carga, es que de hecho son una importante fuente de motivación, de
superación y de esfuerzo, aspectos que sin duda son una grandiosa ayuda personal,
ya no solo en la organización, si no en la vida diaria.
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