Reflexión personal de Alicia González Carmona.
En esta breve reflexión, nos gustaría hacer una
comparación sobre un "antes y después" relativo al personal funcionario de las Administraciones Públicas.
Como es sabido, la selección de personal en el
ámbito público se realiza a través de unos procesos que garantizan los
principios establecidos en la Ley 7/2007, de 12 de abril, del Estatuto Básico
del Empleado Público, los cuales son: igualdad, mérito, capacidad, publicidad,
transparencia, imparcialidad y profesionalidad de los miembros de los órganos
de selección, independencia y discrecionalidad técnicas de los órganos de
selección, adecuación a las tareas y funciones a desarrollar y agilidad. Todo
ello podríamos resumirlo en dos: principios de mérito y capacidad.
La situación actual de crisis económica que
define a nuestro país en los últimos años, ha provocado un transcendente cambio
en el mapa de los funcionarios. La masiva descentralización administrativa de
España en administraciones territoriales (Administración General del Estado,
Comunidades Autónomas y Administración Local) y administraciones
institucionales o instrumentales (organismos autónomos, entidades públicas
empresariales, Agencias Estatales...), ha traído como consecuencia, la
necesidad de un mayor número de personal funcionario. Por todo ello, el número
de funcionarios presentes en España es excesivo, llegando a existir cuatro
funcionarios en una misma ventanilla de información, como título
ejemplificativo.
A raíz de todo lo anterior y ante el déficit
público que presenta nuestro país, se han planteado propuestas de cambio en
cuanto a los funcionarios, tales como disminución o cuasi desaparición de los
procesos de selección para el acceso a la Administración Pública; congelación
de salarios; reducción del número de departamentos (incluido el de Recursos
Humanos); reservar los puestos de trabajo a personas que ejerzan funciones
conectadas con el ejercicio de la autoridad administrativa; cambiar la gestión
de los recursos humanos, huyendo de la tradicional "oposición memorística, ascensos por antigüedad o uniformidad salarial" e introducir variables que garanticen el mérito y la flexibilidad (movilidad funcional o geográfica), etc.
En conclusión, no nos posicionamos en ningún extremo, es decir, consideramos que se ha de corregir el excesivo número de personal funcionario, pero no compartimos alguna de las medidas por considerarla excesivamente radical. Esa medida específica a la que nos referimos, es aquella que pretende destinar los puestos de funcionarios solo para aquellas personas que ejerzan funciones de autoridad. Entendemos correcto que para estas personas también se destinen puestos de funcionarios y que, por tanto, deban superar procesos de selección, tales como oposición, concurso o concurso-oposición. Pensamos en aquellos cargos políticos, los cuales en su gran o total mayoría no han accedido a la Administración por estas vías dotadas de objetividad. Lo que nos lleva a no compartir esta medida de cambio son los términos de exclusión de la misma: destinadas o reservadas solo para personas con funciones de autoridad, lo cual está excluyendo a toda la intensidad de funcionarios que han llegado ahí superando tales pruebas, y a todos aquellos potenciales funcionarios que esperan llegar algún día.
Por lo tanto, la solución no está en excluir, sino en realizar un correcto reparto de funciones de acuerdo con un adecuado número de personas, las cuales, la vayan a realizar.
En la realización de la anterior reflexión se ha tomado como base la noticia presente en el siguiente enlace: http://www.eldebat.cat/cast/notices/2013/05/una_comision_de_expertos_propone_reducir_el_numero_de_funcionarios_70567.php
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ResponderEliminarComparto la opinión de mi compañera Alicia en este tema sobre los funcionarios públicos. Es cierto que con la situación actual, este sector se ha visto alterado, uno de los ejemplos más significativos ha sido la eliminación de pagas extraordinarias o la bajada de sueldos.
ResponderEliminarEspaña se caracteriza por ser un estado descentralizado, dividido en las respectivas Comunidades Autónomas que gozan de competencias propias. Esto puede ser una de las causas de que, en muchas ocasiones, haya un exceso de funcionarios en algunos ámbitos. Es decir, cada Comunidad Autónoma, en las competencias que le son propias, podrá dibujar un mapa diferente en cuanto a sus funcionarios. Tal vez, si el existiera un régimen común y general se podría sacar un mayor rendimiento, y disminuir así un exceso de personal.
Estoy en contra de que se reduzcan los puestos a favor de personas que ejerzan funciones conectadas con el ejercicio de la autoridad administrativa, ya que este grupo no es el que lleva realmente lo que se conoce como "papeleo administrativo".
Mi propuesta es que se haga un sistema común y general entre las diferentes administraciones públicas ya que, por ejemplo, pueden existir cargos de funcionarios en una Comunidad Autónoma y en otra no, y así, también se ahorraría en personal.