Durante este curso hemos estudiado la gestión de los
recursos humanos tanto en el ámbito de las organizaciones privadas como en el
ámbito de las organizaciones públicas.
El desarrollo que esta dirección presenta en el
sector público se encuentra muy lejos de la dirección de los recursos humanos
en el ámbito privado.
Los motivos de este desarrollo por parte del sector
privado se deben, a grandes rasgos, a que los objetivos del mismo son bien
distintos a los que persigue la administración pública. Así, mientras los
primeros persiguen la maximización de los beneficios, la segunda persigue
ofrecer el mejor servicio posible al ciudadano.
Además de ello, el sector privado se encuentra
sometido al Estatuto de los trabajadores y los Convenios Colectivos, que
presentan muchísima más agilidad que el Estatuto Básico del Empleado Público
que rige la función pública.
Lo anterior en lo que respecta a los aspectos más
generales de diferenciación entre una realidad y otra. En cuanto a los aspectos
más concretos, pudimos ver la inmensa falta de ética que se da en las
organizaciones públicas respecto de las privadas, lo que viene motivado por la
seguridad económica que tiene el funcionario que le lleva a no tener miedo a
perder el empleo.
Elemento fundamental para una organización es la
motivación de sus empleados, la cual se fomenta en la organización privada para
que estos alcancen el nivel de ejecución deseado, mientras que los sistemas de
motivación que tiene la Administración Pública resultan ineficaces, ya que,
además de la seguridad económica de la que hemos hablado que puede hacer que el
empleado no se encuentre motivado, el sistema de recompensas de la Administración
deja mucho que desear, puesto que la motivación de los empleados no se consigue
cuando la retribución se basa en gran parte en componentes personales como son
la antigüedad, y si se basan en componentes de rendimiento no se dan por este
motivo en concreto, si no por otros ajenos que quedan a consideración del jefe.
Qué decir de los procesos de afectación. En la
organización privada es esta la que intenta por todos los medios conseguir al
candidato ideal para ocupar el puesto de trabajo vacante mediante las pruebas
de selección que se hagan necesarias, mientras que en la Administración el
candidato ideal es aquel que supera una prueba realizada un día concreto, que
tiene establecidas unas pautas objetivas de superación.
No es que con lo dicho anteriormente se quiera poner
de manifiesto que la Administración Pública no sirve frente a las
organizaciones privadas, porque en este último ámbito podemos encontrar desde
empresas que se preocupan por sus recursos humanos considerándolos un activo hasta empresas que
cuando se ven en la más mínima dificultad lo primero que hacen es reducir
plantilla.
Lo que sí se quiere poner de manifiesto es la
ineficacia de la actuación de la Administración Pública tal y como se da hoy en
día.
Por este motivo, no es que tengamos que abogar por
una privatización de la misma, porque considero ello puede dar lugar a que se
perjudique su objetivo primordial (ofrecimiento al ciudadano del mejor servicio
posible, como se dijo al principio) ya que el ánimo por la reducción de costes
hace que los servicios a veces se vean perjudicados.
Pero lo que sí es necesario, vistos los problemas
tan grandes y tan profundos que tiene, es una reestructuración que le haga ser
más eficaz tanto de cara al ciudadano que recibe el servicio, como en la
gestión de sus empleados, que son los que lo prestan.
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