Depende. ¿De qué depende? De la
definición que le damos a la palabra. Las empresas del Ibex 35 (y sus
equivalentes extranjeros) lo definen así: “lo que uno sabe, puede y quiere
hacer”. Por tanto tener talento requiere disponer de los conocimientos,
habilidades y voluntad de dedicar sus esfuerzos / vida / alma a los objetivos
de estas corporaciones que son, si hace falta recordarlo: hacer ganar el máximo
dinero posible a los accionistas (entre los que figuran en buen sitio los altos
directivos por el truco de las stock options).
Cuando las grandes corporaciones necesitan
algo, no lo elaboran, ¡lo compran todo hecho! Mac Zückerberg no lanzó una nueva
empresa de mensajes instantáneos, compró Whatsapp. Vodafone compró Ono, Google
compró Titan Aerospace, Telefónica compró EyesOS…
Cuando quieren una persona de determinadas
características, no la forman. ¿Por qué arriesgarse y esperar un ROI
que no llegará en breve? Van al mercadillo y la compran.
Y como los mercenarios muy preparados y dispuestos a invertirse totalmente en
pos del rendimiento financiero de accionistas anónimos son cada vez más
escasos, se ha declarada abierta la guerra por el “talento”.
Está claro que si diriges una Pyme, tu presupuesto militar no da la talla.
Además supongo, y espero, que tus objetivos son de crecimiento y perennidad de
la empresa. Si quemas a tus empleados como carboncillo puedes acabar en una
barbacoa. Tu definición de talento ha entonces de ser muy diferente. Tienen talento para ti aquellos con capacidad de evolucionar,
personal y colectivamente.
Busca personas con la voluntad y la
capacidad de crecer, aprender, desarrollar sus habilidades y dispuestas a
trabajar en equipo para el bien común. Como empresario, tu propio
talento es el de conseguir que personas ordinarias alcancen resultados
extraordinarios.
Mira a largo plazo y no intentes que cada gota de agua
que viertas a las plantas tenga un ROI calculable en el próximo balance. Forma
a tu personal y apuesta por él. Todas las guerras hacen víctimas y como lo
concluye la película “juegos de guerra”, la única forma de ganar a este juego,
es no jugar.
http://blog.fractalteams.com/2014/04/22/juegos-de-guerra/
La noticia adjunta a mi parecer es muy interesante, porque no destaca lo que todos consideramos talento, sino a las personas que gracias a su constancia, capacidad de adaptación, motivación, etc. son capaces de lograr grandes beneficios para su empresa. Partimos de la base que el mundo se compone de millones de personas, y que el hecho de tener talento es lo excepcional, por ello podemos cuestionarnos los siguiente, ¿aquellas personas que no se caracterizan por tener cualidades especiales en determinados sectores, pero no obstante son trabajador/as nato/as, deben estar menos consideradas y valoradas? Por supuesto que no, cuántas personas han recibido una formación excepcional y han adquirido un nivel envidiable y sin embargo no han conseguido sacarle el suficiente partido a su carrera profesional. Creo que para una empresa es mas favorable la búsqueda de empleados cuyas ganas, entusiasmo y trabajo constante esté por encima de todo, los que la noticia llama "ordinarios", que centrarse en los "extraordinarios", porque quizás su talento sea innato pero ello no garantiza su fuerza de voluntad.
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