Por Alba Hernández Casas.
El ejercicio de ser líder implica
retarse diariamente frente a los desafíos que plantea la realidad del mercado y
en reconocer que su trabajo será valorado por los éxitos obtenidos, los nuevos
negocios, los problemas resueltos, y no por las veces que salió tarde de la
oficina. Conlleva también identificar los factores que generan desconfianza en la
empresa, motivar a los que con su actitud contribuyen al logro de los objetivos
y tomar decisiones.
El problema es que en muchas
ocasiones nos conformamos con cumplir los objetivos mínimos, ocultándonos hasta
que la crisis pase. Sin embargo la realidad es que hay decisiones que no pueden
esperar, que incluso es necesario arriesgar para recuperar el liderazgo perdido
del equipo. El líder debe tomar las riendas, tiene la responsabilidad de
cambiar las reglas antes de que otro lo haga y hacer propuestas.
Durante muchos años se han barajado diversas teorías sobre cuáles son las características que debe tener un líder, de cómo se debe gestionar una empresa, etc. Sin embargo, la realidad se encarga de demostrarnos que quizás todos estos modelos no ofrecen todas las soluciones, por lo que un líder debe reinventarse constantemente. Debe diseñar planes que motiven e involucren a todos los miembros del equipo, estar lleno de iniciativas para mostrarles a sus subordinados las mejores opciones para obtener los logros previstos, ser persistente ante los fracasos no esperados, y además, tener la capacidad de saber escuchar. Es fundamental dejar que el equipo aporte ideas, comprender que los otros tienen algo valioso que decir y que nos pueden enseñar.
En definitiva, son muchas las ocasiones en que quizá perdemos el impulso y la frustración nos hace pensar que no hay nada más por hacer, y es precisamente en ese momento en el que tenemos emplear nuestro criterio para descubrir nuevos horizontes.
Durante muchos años se han barajado diversas teorías sobre cuáles son las características que debe tener un líder, de cómo se debe gestionar una empresa, etc. Sin embargo, la realidad se encarga de demostrarnos que quizás todos estos modelos no ofrecen todas las soluciones, por lo que un líder debe reinventarse constantemente. Debe diseñar planes que motiven e involucren a todos los miembros del equipo, estar lleno de iniciativas para mostrarles a sus subordinados las mejores opciones para obtener los logros previstos, ser persistente ante los fracasos no esperados, y además, tener la capacidad de saber escuchar. Es fundamental dejar que el equipo aporte ideas, comprender que los otros tienen algo valioso que decir y que nos pueden enseñar.
En definitiva, son muchas las ocasiones en que quizá perdemos el impulso y la frustración nos hace pensar que no hay nada más por hacer, y es precisamente en ese momento en el que tenemos emplear nuestro criterio para descubrir nuevos horizontes.
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