LA NEGOCIACIÓN COMO HERRAMIENTA PARA LA
GESTIÓN DE CONFLICTOS
Reflexión personal enviada a día
25/04/2014 por Lorena Monge Rodríguez
En el tema estudiado relativo a “La comunicación en las organizaciones
públicas”, nos hemos detenido en uno de sus apartados, la negociación –la
cual, ha sido analizada como herramienta
para la gestión de conflictos, así como sus clases y finalmente, el proceso.
Nos podemos plantear la siguiente cuestión: ¿hay alguna persona que no utilice la negociación
como vía para la resolución de conflicto
en cualquier aspecto de su vida?
Obviamente, no. No podemos encontrar a nadie
que en ningún aspecto u ámbito de su vida no negocie, ya que esta herramienta
es utilizada por todos a diario. La mayor parte de nuestra relación con los
demás se basa en la negociación, aunque no seamos consciente de ello. Si no, ¡Paremos
a pensar en lo cotidiano!
Con tu familia en relación con la paga semanal, con tu pareja para planificar un viaje, con el
propietario del piso en el que vives de alquiler respecto de la renta mensual, en el mercado al comprar la fruta, con el fontanero y la factura del calentador, el electricista y la instalación del aire acondicionado, etcétera. Como vemos, en
todos los aspectos de nuestra vida utilizamos la negociación como vía para
resolver conflictos o, no siempre conflictos –sino como vía para llegar a una
decisión o consenso entre dos o más personas respecto de un concreto problema
aunque en unas ocasiones tengamos mayor poder para entrar en lo relativo al
tema que estemos tratando, y en otras ocasiones, menos.
Porque –podemos negociar con el electricista,
que nos rebaje la factura, y en vez de cobrarnos 800€, sean 730 € -ahí nuestra
propuesta tiene mayor influencia que en el caso de que vayamos a por un
ordenador portátil a Mediamark, donde el precio del producto es cerrado, y no
vamos a negociar con la dependienta o con la cajera si me cobra 1.200€ o 1.100€
-en este caso la propuesta no será factible pero sí podríamos negociar el hecho
del plazo de entrega del producto, la medio de entrega, etc.
Es por ello, que estudiamos la negociación
como “proceso que se produce en
situaciones en las que las propuestas iniciales de cada una de las partes se
encuentran inicialmente separadas, pero en el que ambos protagonistas pretenden
y desean buscar un punto común de acuerdo”. Se trata de una técnica para
tratar de resolver situaciones de disparidad de intereses –en definitiva.
Por tanto, es obvio, que para llegar a la
negociación sea necesario que se reconozcan las discrepancias entre dos o más
partes y, además el deseo de llegar a un acuerdo que permita reducir y salvar
dichas diferencias. Ello hará que los intereses de ambos confluyan en un
acuerdo de tal modo que ambos sientan que sus intereses no han sido dañados y,
sí aceptadas –aunque haya habido cambio en las condiciones o bases iniciales.
Además, la negociación no es algo que se
produce en un momento instantáneo, sino que pasa por un transcurso de tiempo en
el cual, influye como en todo –el entorno, variables y elementos que afectan al
proceso, como puede ser el marco de la negociación, las personas que negocian
así como la naturaleza del desacuerdo o envite de la negociación.
En conclusión, es necesario tener presente
que cuando negociamos tenemos que ser flexibles para ceder en algunas
cuestiones frente a las que expone la otra parte, para así llegar a un punto de
inflexión. Sin embargo, no será factible el hecho de fijar nuestras ideas antes
de empezar con el proceso de negociación –ello lleva al fracaso. Por tanto, ¡a
ceder y aunar posturas y, todo será más fácil y beneficioso para todos!
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