Reflexión personal de Alicia González Carmona
Como ya sabemos los recursos humanos han pasado de una concepción tradicional, donde se entendían como un coste y lo relevante era el puesto de trabajo; a una concepción renovada, que entiende a los trabajadores como un activo importante y fuente de competencias y potencialidades, y que rompe con el "puesto de trabajo".
Lo que caracteriza la visión renovada de los recursos humanos, es que la organización debe hacer prevalecer a los individuos y situarlos como su centro, es decir, que se preocupen por sus trabajadores y permitan satisfacer sus necesidades de diversas formas, como proporcionarles una formación que sirva a éstos para mejorar en la realización de sus funciones; dotarles de libertad a la hora de tomar sus decisiones, incluso de organizar su trabajo; ofrecerles facilidades para que éstos puedan compaginar su vida laboral con la personal; motivarles mediante promociones internas o recompensas, etc.
Sin embargo, la preocupación que las empresas tienen o deben tener sobre sus empleados parece que solo es posible que tenga lugar en épocas de bonanza económica, mientras que en los tiempos difíciles parecen desaparecer. Lo importante actualmente para las empresas no son sus individuos, sino el coste que éstos le suponen, es decir, se entiende a los individuos como un coste, volviéndose a la visión tradicional de los recursos humanos. Por ello, empresas que ven o han visto disminuir sus resultados, han optado por no prestarle atención a sus trabajadores, y en el peor de los casos, y mayoritariamente prescindir de ellos.
En mi opinión las empresas que han seguido ese camino, están en un grave error. Es cierto que una empresa sin resultados positivos no puede seguir hacia delante, pero los resultados son consecuencia de las personas que prestan servicios en las empresas, es decir, son consecuencia de los trabajadores. Por tanto, una empresa que se despreocupe de sus empleados, que no busque aparte de cumplir sus metas u objetivos, satisfacer aquello que demandan los individuos, están cosechando sus propios frutos, están provocando indirectamente que sus resultados no sean favorables. Esa falta de atención por parte de las empresas, con la que buscan reducir costes: no ofreciendo cursos de formación, ni autonomía, ni facilidades, incluso despidiendo trabajadores, hace que podamos aludir en esta situación al dicho de "la pescadilla que se muerde su propia cola", o a un círculo vicioso.
En conclusión, entender a los trabajadores como un recurso relevante para la empresa es algo que debe darse siempre, con independencia de la situación económica del país, puesto que los resultados de la empresa dependen de ellos, y si no se motivan a los trabajadores y se cumple lo que solicitan, los resultados de la empresa serán proporcionales al grado de satisfacción de los trabajadores.
Lo que parece, más bien, en estos casos es que las empresas que han seguido este camino, el de despedir de forma masiva al personal, simplemente es que nunca han llegado a tener una visión renovada de sus recursos humanos aunque se dedicasen a presumir de ello. Una empresa en cuya cultura organizativa primen los recursos humanos, incluso en tiempos de crisis, siempre optará en última instancia por el despido de sus empleados. Además, no parece coherente que una organización que dice que sus recursos humanos son su principal activo (por lo que tenemos que considerar que esta integrará las políticas de personal en la estrategia empresarial a largo plazo) la primera decisión que tomen sea la de reducir plantilla cuando las cosas no van bien.
ResponderEliminarNo es que la gestión de recursos humanos contenga un principio universal que establece que no se despedirá, pero lo que no puede hacerse es acudir al despido sin hacer uso antes de otros de los muchos mecanismos de reestructuración empresarial existentes.