Históricamente, las crisis, guerras, catástrofes naturales,
etc… sirven como punto de inflexión para realizar cambios drásticos que
aseguren la permanencia del sistema o para terminar con el anterior y empezar
de cero con un nuevo modelo. En la actualidad, se está atravesando una grave
crisis económica que provoca una continua recesión económica de cuya espiral
parece no se saldrá jamás. Sin embargo, se están tomando medidas para paliar
estos efectos y poco a poco, volver a caminar por la ansiada senda del
crecimiento económico. Pero, ¿son esas medidas eficientes?
Es cierto que la Administración no debe tener un ánimo de
lucro, pues su principal objetivo es procurar el bienestar de la comunidad,
pero esto no se debe confundir con que la Administración tenga que despilfarrar
continuamente los recursos económicos públicos, sino que debe de gestionarlos
adecuadamente para que el crecimiento de la propia Administración sea
sostenible, ya que como hemos visto estos años atrás, el crecimiento de la
Administración ha sido desmesurado e incontrolable en todos los aspectos, lo
que finalmente la ha llevado a una profunda depresión de la que únicamente
puede salir recurriendo a la deuda pública y mediante recortes sociales (o eso
dicen).
A mi parecer, el problema reside en una mala gestión de
TODOS los recursos que posee la Administración, no únicamente económicos, pues
detrás de la Administración hay un poderoso recurso, vital para el
funcionamiento de la misma, hablo de los recursos humanos. Durante años atrás,
en época de bonanza económica, la Administración no supo limitar su capacidad
de crecimiento y como el dinero no era problema, se dedicó a invertir en
infraestructuras innecesarias sin proceder a realizar estudios exhaustos sobre
el destino de los fondos económicos, a lo que hay que añadir el incremento de
personal en la Administración, tanto laboral como funcionario.
Estos efectos se empezarían a ver no muy tarde, dando como
resultado: la actualidad. ¿La solución? Pues no seré yo quien de la solución
definitiva al problema, pero sin embargo, sí que considero que se deberían de
haber impuesto límites de crecimiento a esta macroAdministración que poseemos
en España con duplicidad de servicios que actualmente no tienen una razón de
ser dado al avance en la tecnología, hablo de que es innecesario tener 3
órganos distintos que realicen la misma función por razón de la
descentralización del país.
No estoy abogando por una ordenación centralista, si no por
una organización a la hora de repartir las funciones, y dotar de movilidad a
todos los funcionarios para que el funcionamiento de la Administración sea
eficiente. En la actualidad tenemos una Administración de Justicia colapsada de
trabajo, mientras que existen órganos como las Diputaciones provinciales cuya
carga de trabajo es casi nula. Así, la Administración debería de invertir en
este recurso humano dotándolo de cursos de formación para poder realizar
cuantas funciones sean necesarias dentro de la Administración y no se
encuentren anclados a un determinado departamento facilitando así un mayor
dinamismo en las funciones de la Adminsitración.
En conclusión, la Administración no ha gestionado
eficientemente sus recursos provocando un crecimiento insostenible que a día de
hoy se traduce en supresión de derechos, recortes salariales, despidos… para
volver a lograr su tamaño real. Y es que: “Despacito y buena letra, que el
hacer las cosas bien, importa más que el hacerlas”.
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