miércoles, 20 de marzo de 2013

Reflexión personal sobre el sistema de empleo público español


Históricamente, las crisis, guerras, catástrofes naturales, etc… sirven como punto de inflexión para realizar cambios drásticos que aseguren la permanencia del sistema o para terminar con el anterior y empezar de cero con un nuevo modelo. En la actualidad, se está atravesando una grave crisis económica que provoca una continua recesión económica de cuya espiral parece no se saldrá jamás. Sin embargo, se están tomando medidas para paliar estos efectos y poco a poco, volver a caminar por la ansiada senda del crecimiento económico. Pero, ¿son esas medidas eficientes?

Es cierto que la Administración no debe tener un ánimo de lucro, pues su principal objetivo es procurar el bienestar de la comunidad, pero esto no se debe confundir con que la Administración tenga que despilfarrar continuamente los recursos económicos públicos, sino que debe de gestionarlos adecuadamente para que el crecimiento de la propia Administración sea sostenible, ya que como hemos visto estos años atrás, el crecimiento de la Administración ha sido desmesurado e incontrolable en todos los aspectos, lo que finalmente la ha llevado a una profunda depresión de la que únicamente puede salir recurriendo a la deuda pública y mediante recortes sociales (o eso dicen).

A mi parecer, el problema reside en una mala gestión de TODOS los recursos que posee la Administración, no únicamente económicos, pues detrás de la Administración hay un poderoso recurso, vital para el funcionamiento de la misma, hablo de los recursos humanos. Durante años atrás, en época de bonanza económica, la Administración no supo limitar su capacidad de crecimiento y como el dinero no era problema, se dedicó a invertir en infraestructuras innecesarias sin proceder a realizar estudios exhaustos sobre el destino de los fondos económicos, a lo que hay que añadir el incremento de personal en la Administración, tanto laboral como funcionario.

Estos efectos se empezarían a ver no muy tarde, dando como resultado: la actualidad. ¿La solución? Pues no seré yo quien de la solución definitiva al problema, pero sin embargo, sí que considero que se deberían de haber impuesto límites de crecimiento a esta macroAdministración que poseemos en España con duplicidad de servicios que actualmente no tienen una razón de ser dado al avance en la tecnología, hablo de que es innecesario tener 3 órganos distintos que realicen la misma función por razón de la descentralización del país.

No estoy abogando por una ordenación centralista, si no por una organización a la hora de repartir las funciones, y dotar de movilidad a todos los funcionarios para que el funcionamiento de la Administración sea eficiente. En la actualidad tenemos una Administración de Justicia colapsada de trabajo, mientras que existen órganos como las Diputaciones provinciales cuya carga de trabajo es casi nula. Así, la Administración debería de invertir en este recurso humano dotándolo de cursos de formación para poder realizar cuantas funciones sean necesarias dentro de la Administración y no se encuentren anclados a un determinado departamento facilitando así un mayor dinamismo en las funciones de la Adminsitración.

En conclusión, la Administración no ha gestionado eficientemente sus recursos provocando un crecimiento insostenible que a día de hoy se traduce en supresión de derechos, recortes salariales, despidos… para volver a lograr su tamaño real. Y es que: “Despacito y buena letra, que el hacer las cosas bien, importa más que el hacerlas”.

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