El mundo del trabajo y las relaciones entre trabajadores y
empleadores han sido parte fundamental de las relaciones humanas a lo
largo de la historia.
Desde la Edad Media (siglo X-XI), con la aparición de los
gremios, se empiezan a regular estas relaciones. Los gremios, nacen para
agrupar a los trabajadores de un mismo oficio, organizando su formación
(aprendizaje), otorgando la facultad de ejercer el oficio, el suministro de
materiales, control de la producción y vigilancia de los precios del producto.
También regulaba la vida espiritual de sus miembros y gestionaba obras de
beneficencia, fundando hospitales, asumiendo los funerales de sus miembros y la
protección de viudas y huérfanos, como ejemplo de esta labor social tenemos los
contratos de la Mesta, en la época de la Medicina Monacal, donde se garantizaba
la atención sanitaria en monasterios durante le trashumancia. Del poder de
estos gremios son una muestra los estatutos del Gremio de Banqueros de
Barcelona, los cuales respondían con su vida y su hacienda de los depósitos a
ellos encomendados, en definitiva eran otros tiempos.
Herederos de los gremios en la época industrial, y buscando
la defensa del obrero nacen en Inglaterra los "Trade Unión" (siglo
XIX), apoyándose en "el Manifiesto comunista" de Marx y Engels, se
extienden por toda Europa con una estructura similar a la actual. A lo largo de
los siglos XIX y XX, los sindicatos negocian las relaciones laborales y van
ganando derechos para los trabajadores, aparecen: los convenios colectivos, las
vacaciones y descansos remunerados, las prestaciones por incapacidad y
jubilación etc....
En su evolución a lo largo del siglo XX, van tendiendo, con
el fenómeno de la globalización, a la unión de sindicatos nacionales en una
estructura internacional, la OIT (Organización Internacional del Trabajo).
El Siglo XXI con el predominio de los movimientos
neoliberales y la crisis económica nos trae la tendencia al recorte de los
derechos obtenidos con tanto esfuerzo a lo largo de siglo y medio en favor de la
supuesta " competitividad".
Será tarea de los sindicatos, trabajadores, empleadores y la
sociedad en general, encontrar un marco de relaciones que permita mantener los
derechos obtenidos en los países democráticos a la vez que resultar rentables
económicamente en un mundo que ha pasado de la necesidad de grandes masas de
mano de obra (ahora desplazada por la tecnología) a necesitar trabajadores
altamente especializados. En esta tarea la formación y la imaginación en el
tipo de formas de trabajo (trabajo desde casa, contratos a tiempo parcial, contratos
de prácticas ) será imprescindible.
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