Propuesto por María de Gracia Alba Castillejo
“Las empresas deberían segmentar sus
prácticas de gestión de talento”, afirma Alfons Sauquet, decano de
ESADE, durante la presentación del segundo estudio Innovarh, elaborado
por esta escuela de negocios y que cuenta con la colaboración de una
decena de empresas que están a la vanguardia en la política de recursos
humanos en España. Precisamente, Josep Santacreu, consejero delegado de DKV Seguros y presidente de Innovarh,
remarca esta misma idea: “la gestión de las personas exige un liderazgo
estratégico situado al nivel más alto de la organización”. Los autores
apuestan en el estudio por la denominada “organización ambidextra”,
aquella que sabe aplicar políticas innovadoras y conservadoras, al mismo
tiempo, y dependiendo de las necesidades de cara área de la compañía.
Las empresas que pertenecen a Innovarh y han participado en el estudio
son: Siemens, Fundación Once, Nestlé España, Puig Beauty and Fashion
Group, Manpower, DKV Seguros, 3M España, Novartis, Caja Navarra
(CaixaBank) y la propia ESADE Business School.
El segundo informe de Innovarh recoge los resultados de la encuesta realizada a directores de RRHH y
de línea de las empresas que participan dentro de este proyecto y son
pioneras en el ámbito de la puesta en marcha de políticas de recursos
humanos. La innovación es el único salvavidas que puede garantizar la
supervivencia de la empresa a largo plazo, pero innovar conlleva riesgos
que pueden poner en peligro la estabilidad de la compañía. De ahí parte
la necesidad de saber discernir en qué áreas de la empresa es necesaria
la innovación, y en cuáles es preferible mantener políticas más
conservadoras. La clave gira alrededor de la organización ambidextra,
entendida como la que es capaz de explotar los conocimientos que ya
posee minimizando los errores, y al mismo tiempo, de explorar nuevas
vías de acción sin miedo al fracaso.
El autor del estudio, el profesor Jaime Bonache, señala a
este respecto que las empresas deberían segmentar las prácticas de
gestión del talento. “Las empresas innovadoras son organizaciones
ambidextras, que saben diferenciar sus políticas de recursos humanos
distinguiendo dos áreas: el área cuya contribución al éxito de la
empresa les exige una alta producción innovadora; e igualmente, otra
área cuya contribución es aprovechar al máximo lo que la empresa sabe
hacer especialmente bien”, concluye. Es decir, los resultados del
estudio vienen a decir que la mayor parte de las compañías necesitan
combinar “políticas de innovación” y “políticas conservadoras”
dependiendo de cada área de la organización y que el secreto está en
combinar, en hacer la organización “ambidextra” (ambidiestra).
Para
el informe se ha encuestado por una parte a los directores de recursos
humanos de las empresas, y por otra a los directores de línea, gracias a
quienes se ha podido calcular el grado de implantación de las prácticas
de gestión del talento más innovadoras en los diferentes departamentos.
Es central la identificación de dos tipos de áreas, como señalan los
autores del estudio. Las primeras, que se denominan “tipo I”, son áreas innovadoras
que necesitan buscar nuevas formas de hacer las cosas, en contraste con
las áreas de “tipo C”, de conservación o control, que tienen por
objetivo aprovechar las habilidades que ya tiene la empresa. Partiendo
de esta base, se identifican las diferentes prácticas de gestión del
talento dependiendo de si éstas son más adecuadas para un área u otra.
Por ejemplo, encontramos que dentro de las prácticas de gestión del
talento relacionadas con la motivación, el que la compensación salarial
esté ligada sólo a la antigüedad del trabajador es consistente con áreas
más conservadoras, mientras que el asociar la compensación salarial al
desempeño fomenta la innovación, pese a que cause disparidad salarial.
Al pedir a los directores de recursos humanos y directores de línea que evaluaran el nivel de implantación de
estas prácticas en áreas de un tipo y de otro, los datos mostraron que
las empresas no segmentan sus políticas de gestión del talento. Pese a
que unas prácticas son más idóneas para fomentar la innovación que
otras, éstas se aplican de forma indistinta y apenas existen diferencias
estadísticas en su nivel de implantación según el área. La única
excepción que parece divergir de esta tendencia es en lo que concierne
en las fuentes de reclutamiento, ya que en ese caso sí que utilizan un
mayor número de fuentes de reclutamiento las áreas más innovadoras. Por
lo tanto, una de las principales conclusiones del estudio es que la
práctica generalizada entre las empresas participantes es utilizar un
modelo uniforme de gestión del talento.
Por otra parte, al
evaluar el grado de uso de las prácticas de gestión, el informe revela
que se utilizan muy intensivamente aquellas prácticas que son idóneas
para las áreas de tipo conservador y que fomentan los contextos de
estabilidad. Sin embargo, estrategias como el realizar la contratación
desde una perspectiva más arriesgada o el dotar a los directores de
línea de autonomía para poder fijar las condiciones laborales de sus empleados,
son las prácticas que cuentan con los índices más bajos de uso pese a
ser las que permiten la implantación de innovaciones. De esta manera, no
sólo no se adapta la gestión a las necesidades de cada área según el
tipo, sino que además las prácticas de control tienen una preeminencia
sobre las innovadoras. Las políticas de gestión de talento están basadas
en un modelo homogéneo que tiende a la conservación y la estabilidad,
en perjuicio de la innovación. “En las áreas innovadoras, las empresas
deberían aplicar políticas de gestión del talento más flexibles”, señala
Jaime Bonache.
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