Por lo general, los costes del conflicto son los generados en el litigio judicial: tribunales, procuradores, abogados, etc. Debemos tener en cuenta que no todos acaban ahí, y que son muchos los que subyacen en las relaciones personales y se arrastran durante años, haciendo que las relaciones se vayan enquistando de manera que cada vez es más difícil reparar lo que está roto. Es en estos costes en los que nos vamos a centrar nuestro artículo.
Costes en empresas familiares
Empezaremos hablando de las pequeñas y medianas empresas, que son el 99,8% del total de las empresas en España. Para centrar un poco más el tema, analizaremos las empresas familiares.
-En España hay más de 2,8 millones de empresas familiares, que representan el 85% del empleo privado.
-Su facturación equivale al 70% del PIB español, dando trabajo a 10,13 millones de trabajadores.
-Suelen existir un ciclo generacional en estas empresas, el 65% en primera generación, el 25% en segunda generación, el 9% en tercera generación y solo el 1% en cuarta o más generaciones.
(Fuente: Instituto de la Empresa Familiar)
Las empresas familiares, suelen tener un mayor compromiso en el crecimiento de la empresa, sus miembros comparten los mismos valores y esto las hace más fuertes.
Pero puede existir una rivalidad o envidia entre sus miembros por desigualdad económica o poca competitividad, ya que a veces llegan familiares que no han acabado sus estudios y carecen de ganas o conocimientos.
Por tanto pueden ir surgiendo problemas que no se cuatifican. Estos generan un descenso en la motivación y en la participación activa de ellos, y si se cuantificase podríamos comprobar cómo va descendiendo la rentabilidad de la empresa.
Por ejemplo:
-Costes del tiempo que suelen invertir el empresario en resolver los conflictos internos y toma de decisiones, pero no solo tendremos en cuenta el descenso de la producción que esto genera, sino también, la imagen al exterior que transmitimos.
-Costes por pérdida en la calidad de las decisiones: al tener menor tiempo para ocuparse de aquellos asuntos que requieren mayor importancia.
-Costes debidos a que el personal cualificado a causa del conflicto se puede ir de la empresa, supone volver a seleccionar nuevo personal que debe aprender. Esto es una pérdida de tiempo, tanto para el que está enseñando, como para el que entra nuevo y necesita un tiempo hasta su total adaptación, es decir, coste económico y coste temporal.
-Costes surgidos por el descenso de la productividad, debido a que un personal desmotivado es un personal sin ganas de trabajar y con bajo rendimiento.
-Costes ocasionados por el aumento de enfermedades derivadas del conflicto, tanto en ausencias o retrasos, como en bajas por IT.
-Costes que se pueden dar en las instalaciones debido a daños colaterales a causa de sabotajes o incluso boicots internos.
-Costes en las relaciones familiares de los miembros de la empresa que son parte de ella y que pueden entrar en guerra de poderes creando una inestabilidad en la propia organización.
-Costes que puedan surgir si se llega a declarar una huelga, no solo generando pérdidas en la empresa, sino en las personas que viven esa situación de estrés, y el coste que le supone al trabajador realizarla.
Fuente:
http://rhsaludable.com/2014/05/costes-de-un-conflicto-en-los-rrhh/
El simple hecho de dedicar un artículo a los perjuicios económicos que para una Administración resultan del devenir de las relacionas más personales de sus miembros, es sin duda prueba más que significativa de la consideración, que cada vez más, se tiene del factor humano.
ResponderEliminarNo es esta reflexión algo nuevo para nosotros. La consideración del factor humano como un recurso importante para la Administración no ha sido siempre así. De hecho, tampoco es a día de hoy una regla sin excepciones. Es en los momentos de crisis que hemos, y seguimos, pasando cuando debemos realmente “examinar” a la Administración y su comportamiento en relación con el recurso humano. La amenaza continuada de despidos bajo la cual han vivido no pocos ciudadanos de este país demuestra cómo, en momentos de crisis, el primer recurso del que prescindir es el humano.
Y es que, como bien dice el artículo, “el coste emocional es uno de estos costes no cuantificables, pero sin lugar a dudas muy importantes”. Es esta realidad la que la Administración Pública y, más concretamente, aquellos responsables de la gestión de los recursos humanos, han de tener muy presente. Pues bien es cierto que el gasto derivado de las relaciones más personales es difícil de valorar, cuantificar y saber calcular, pero no por ello menos importantes.
Debemos tener en mente la idea clave que durante este curso hemos visto, las Administraciones se organizan, en definitiva, por departamentos y éstos a su vez, por grupos de personas. Los hay formales, aquellos derivados del mismo oficio, labor… e informales, aquellos derivados de los vínculos que entre los trabajadores se crean. Son estos vínculos los originarios de momentos de trabajo efectivo, del buen devenir de las actuaciones, de la buena atmósfera de trabajo pero, al mismo tiempo, son la fuente de la que emanan los conflictos y de ellos, la ineficacia, el no trabajar efectivamente, y en definitiva, el mayor costo para la Administración.
Comentario realizado por Belén Hernández Laserna.