Reflexión Personal, disciplina en la ventanilla.
La administración pública es una
corporación que debe velar por su imagen pública y por ello ha de controlar el
comportamiento de los funcionarios que se sitúan en la ventanilla de sus
organizaciones dado que estos tienen el trato más directo con los ciudadanos.
No es inusual que se den casos en
los cuales ya sea por acumulación de trabajo, por excesivas colas a la espera
de atención o por no tener el carácter adecuado, los sujetos mediante los
cuales la administración desarrolla sus gestiones no se comportan de la manera
más adecuada con los ciudadanos, dando lugar a múltiples denuncias en las
cuales los ciudadanos se quejan por el trato recibido por parte de estos
sujetos.
La administración ha de llevar a
cabo una actuación disciplinaria positiva, una actuación que anime e inculque a
sus propios empleados los valores mediante los cuales deben de ejercer sus
funciones dentro de la organización. La administración es más que un edificio
que da trabajo a una serie de personas, además de eso, es una institución que
tiene que velar por los intereses de todos los ciudadanos, tiene repercusión en
muchos sectores importantes de la vida como son la salud, el medio ambiente, la
justicia… por ello las actuaciones que se llevan a cabo bajo su nombre han de
ser ejecutadas de la forma más objetiva y honesta posible en todos los
sentidos.
La administración se financia además
de con las subvenciones que recibe del propio Estado y de las que recibe de la
Unión Europea, con el dinero que se recauda a través de los diferentes impuestos que
han de pagar los ciudadanos. Por ello, los ciudadanos deben de ver recompensado
ese esfuerzo que hacen pagando los tributos reglamentarios en una gestión
pública de calidad, una gestión pública que de la talla ante las diversas
circunstancias socio-políticas que se puedan desarrollar a su alrededor.
Para conseguir una actuación
disciplinaria positiva en el seno de la administración es necesario contar
dentro de ella con fuertes controles para examinar las diferentes conductas que
se llevan a cabo por el personal a su servicio. Resultaría conveniente que la persona
encargada de resolver esas consultas lo haga de
forma disciplinada y que a su vez sea diligente en su actuación. Esas personas
que están de cara al público deberían de estar adoctrinadas para saber
comportarse de manera adecuada antes las diferentes situaciones que se le
puedan plantear siempre atendiendo a los diferentes sujetos con el mejor
carácter y con las mejores formas posibles.
La Administración después de todo
lo dicho con anterioridad debería de velar por su imagen pública e intentar
poner remedio a esta situación controlando a su personal, dado que en este
sentido es lo único que podría hacer, pero también es verdad que en algunos
casos el personal bajo su mando actúa perfectamente y es el ciudadano el que no
se comporta de la manera adecuada, pero esto ya se escaparía del control de la
administración y ésta no podría hacer nada al respecto.
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