REFLEXIÓN PERSONAL SOBRE EL CONFLICTO
El conflicto es algo que subyace a la conducta humana, es decir, es algo inherente al ser humano que está presente a lo largo de la vida y que, de algún modo, puede resultar incluso necesario con objeto de analizar los aspectos positivos y negativos derivados del mismo, porque no todo conflicto provoca perjuicios y daños, si bien hemos heredado del mundo animal la agresividad o la violencia (y, por consiguiente, la pelea o la lucha) como manifestación más irracional del término "conflicto" (como las Guerras Mundiales).
Y está presente porque forma parte de las relaciones entre personas, debido a que las expectativas, opiniones o creencias no son compartidas entre ellas, entrando en contradicción con las del otro. Por ejemplo, todos esos momentos de tensión que hemos vivido en la cola del Zara cuando dos señoras han discutido sobre quién iba delante de la otra o cuando eras más joven y discutías con tus padres sobre la hora de llegada y a dónde ibas.
Pero, realmente, estos momentos no expresan la verdadera acepción del término conflicto puesto que reflejan situaciones puntuales y espontáneas que no se desarrollan durante un proceso aunque, efectivamente, hay una oposición entre dos o más individuos. Luego, ¿qué es el conflicto, a qué responde?
El conflicto surge en el marco de una organización cuando las necesidades de una persona no se satisfacen porque otra persona se lo impide, normalmente debido a que son deseos que chocan entre sí. Por ejemplo, al hacer un trabajo grupal, uno de sus miembros quiere sacar la máxima nota e invierte tiempo y esfuerzo en ello, mientras que otro miembro se dedica a hacer lo justo sin mostrar interés en el mismo (aspecto negativo) o, por el contrario, ambos enfocan el trabajo desde puntos de vista contrapuestos. Éste último da lugar, normalmente, a una resolución del mismo ya que ambos tienen interés en sacar el trabajo adelante, lo que dará lugar a un incremento de la productividad y a la mejora de la calidad del trabajo en equipo.
De ahí que la sociedad vincule, de manera frecuentemente equivocada, la palabra "conflicto" con discusión fuerte, acalorada, o enfrentamiento (verbal o físico), siendo generalmente todo lo contrario: un diálogo, una dificultad transitoria, que lleva consigo un proceso que dará sus frutos ventajosos en el tiempo.
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