Reflexión propuesta por Mercedes
Alonso Forcada
Como ya sabemos, uno de los
grandes problemas que sufre nuestro país actualmente es el tema de la
corrupción, y como también sabemos, la corrupción es la falta de ética, entre
otras cosas.
Nunca han faltado los comentarios
respecto a la forma de trabajo de los empleados públicos y su conseguida fama
en cuanto a la ejecución del mismo.
Quizás, en los tiempos que
corren, el empleo público es una forma de trabajo que con el paso de los años
se estacan, y cuando hablo de estancarse me refiero a que a día de hoy,
cualquier trabajo que encontremos, una de las bases imprescindibles para
ejercerlo de forma adecuada es estar continuamente actualizado, tanto a nivel
tecnológico como intelectual, cada día las cosas cambian más rápido. Pero esto,
en el empleo público no se observa tan claramente, puesto que el obtener una
plaza en la administración pública, principalmente es una maratón que haces
antes de entrar en el cuerpo, ya que competimos con el resto de personas para
obtener la plaza, pero una vez obtenida ya no hay persona que te la arrebata,
ya que una vez obtenida no es común competir con otros por el puesto, y además,
es muy difícil echar a un funcionario de su puesto, principalmente porque las
causas para poder retirarlo del puesto no son muy comunes. Esto, unido al
sueldo que ganan, la estabilidad que da y el control mínimo que tienen
comparado con cualquier empresa privada hace que sea apetecible para cualquier
persona acceder a la función pública a pesar del esfuerzo que requiere para
conseguirlo, porque sabe que es una inversión a largo plazo, y que una vez
conseguido tiene mucho más beneficios que desventajas: sueldo perenne,
estabilidad, casi imposibilidad de despido, sin competencia, controles mínimos,
etc…
También sabemos que el poder
corrompe, y en lo últimos años estamos viviendo casos de corrupción en las administraciones
públicas que a todos nos dejan boquiabiertos, y hacen que se ponga en
entredicho los controles que debería ejercerse sobre la misma y la falta de
ética del personal, entre otras cuestiones.
Por todo ello, considero que la
preparación y gran cualificación que pueda tener un empleado público no es
suficiente para acceder a la administración pública, puesto que un empleado
público hace un servicio a esta comunidad y esta misma le paga por lo que hace,
lo cual conduce al compromiso y deber que tienen los empleados públicos con y
para la sociedad, puesto que es esta misma sociedad quien confía en la administración
para que haga una buena gestión de los recursos.
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