Los artículos 17. b y y 20 de la Ley 7/2007 del
Estatuto Básico del Empleado Público recogen la llamada “Evaluación del
desempeño”. Considerada por muchos una deficiencia estructural clara de la función pública de nuestro país, ya que todos, en alguna situación, nos hemos encontrado con un
empleado público al frente de un puesto de gestión de la administración que
ha tratado a algún ciudadano, o incluso a nosotros mismos, con un trato despectivo.
Además de para evitar estas situaciones y
comprobar la efectividad de los trabajos realizados por los empleados públicos,
evaluar es importante para permitir a la Administración distribuir el dinero,
los puestos y los privilegios de forma justa. También, para motivar a los empleados
y para conocer si existe una carencia de formación, entre otros muchos
objetivos.
Es fundamental en nuestra Administración que,
por un lado, se examine el rendimiento en un puesto de trabajo según los
objetivos, previamente marcados por el departamento en el que se encuentre el
trabajador, y que esos trabajadores hayan participado en el proceso de
determinación de los objetivos. Por otro lado, creo necesario que también debe
evaluarse la forma en la que el trabajador desempeña su puesto. No solo
enfocado a su tarea, sino también a la cooperación con sus compañeros, la
lealtad a sus superiores, la motivación que presente, etc. Es necesario añadir
que; dependiendo del puesto de trabajo que se desempeñe, una parte de la
evaluación deberá pesar más que otra. Esto ocurre, por ejemplo, con los
funcionarios que trabajan de cara a los ciudadanos.
Una cuestión que nos preocupa a la hora de la evaluación de los funcionarios por su superior jerárquico es caer en “amiguismos” o parcialidades. Por eso, considero que serían necesarias varias fases controladas por personas distintas y el establecimiento de objetivos tanto por departamentos o unidades, como objetivos individuales los cuales, deben ser definidos entre el superior y el trabajador según el nivel de responsabilidad de este último.
En primer lugar, considero que la evaluación del desempeño es fundamental en la Administración española porque permite que se detecten posibles vacíos formativos en los funcionarios. En segundo lugar, para que las retribuciones de los trabajadores sean equitativas a la tarea desempeñada y, por último, para facilitar los ascensos de los puestos de trabajo o, incluso para despedir a aquellos empleados públicos que no estén realizando correctamente su tarea.
En definitiva, la evaluación de los puestos de trabajo de los funcionarios es imprescindible para que se produzca una modernización en la nueva Administración del S.XXI, para reinventarnos y avanzar en materia de función pública.
Reflexión personal proporcionada por Mª Victoria Molina Aguilera
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