viernes, 28 de marzo de 2014

Reflexión personal : Formación profesional y motivación




Todos sabemos que la formación profesional se realiza con el fin de introducir e intregar al nuevo empleado, que ha sido seleccionado mediante un correcto proceso de selección, en la dinámica propia de la organización. Pero dicha formación debe ser una actividad continua durante toda la vida profesional del trabajador, pues también le sirve para reforzar sus aptitudes, conocimientos y habilidades. Asimismo, no solo estamos ante un proceso externo, pues exige de los empleados la interiorización de lo aprendido.
Actualmente la política de reducción de costes ha supuesto la disminución en inversión en la formación y es importante tener claro que invertir en formación implica siempre un paso hacia adelante en el progreso de las organizaciones, y es una pena que todo esto se vea afectado por meras cuestiones económicas e intereses políticos.

La motivación es aquel proceso mediante el cual las personas, al realizar una actividad deciden desarrollar unos esfuerzos encaminados a la consecución de ciertas metas para satisfacer alguna necesidad o expectativa, de cuya mayor o menor satisfacción va a depender el esfuerzo que decidan aplicar a acciones futuras.
El trabajador motivado es un trabajador abierto a nuevos conocimientos, positivo, dispuesto a nuevos emprendimientos y a la realización de nuevas tareas. Además el trabajador motivado estará dispuesto a perfeccionar su puesto de trabajo empleando los conocimientos adquiridos en la formación profesional. En mi opinión, la formación, el aprendizaje, también puede ser cauce de motivación del trabajador, ya que las personas se motivan ante la incertidumbre de lo que le pueda deparar la adquisición de nuevos conocimientos. Otro cauce de motivación considero que pueden ser los grupos de trabajo, pues nacen para garantizar el cumplimiento de los objetivos perseguidos por la empresa, pero también para procurar la satisfacción de necesidades individuales.

Finalmente decir que ambos son factores imprescindibles, pues el alto o bajo rendimiento de los empleados de una organización va a depender en gran medida de estos dos factores como son la formación profesional y la motivación que el empleado reciba en el trabajo


Rocio Picamill Perez de Ayala

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