Todos sabemos que la formación
profesional se realiza con el fin de introducir e intregar al nuevo
empleado, que ha sido seleccionado mediante un correcto proceso de
selección, en la dinámica propia de la organización. Pero dicha
formación debe ser una actividad continua durante toda la vida
profesional del trabajador, pues también le sirve para
reforzar
sus aptitudes, conocimientos y habilidades. Asimismo, no solo
estamos ante un proceso externo, pues exige de los empleados la
interiorización de lo aprendido.
Actualmente
la política de reducción de costes ha supuesto la disminución en
inversión en la formación y es importante
tener claro que invertir en formación implica siempre un paso hacia
adelante en el progreso de las organizaciones, y es una pena que todo
esto se vea afectado por meras cuestiones económicas e intereses
políticos.
La
motivación es aquel proceso mediante el cual las personas, al
realizar una actividad deciden desarrollar unos esfuerzos encaminados
a la consecución de ciertas metas para satisfacer alguna necesidad o
expectativa, de cuya mayor o menor satisfacción va a depender el
esfuerzo que decidan aplicar a acciones futuras.
El
trabajador motivado es un trabajador abierto a nuevos conocimientos,
positivo, dispuesto a nuevos emprendimientos y a la realización de
nuevas tareas. Además el trabajador motivado estará dispuesto a
perfeccionar su puesto de trabajo empleando los conocimientos
adquiridos en la formación profesional. En mi opinión, la
formación, el aprendizaje, también puede ser cauce de motivación
del trabajador, ya que las personas se motivan
ante la incertidumbre de lo que le pueda deparar la
adquisición de nuevos conocimientos. Otro cauce de motivación
considero que pueden ser
los grupos de trabajo, pues nacen para garantizar el
cumplimiento de los objetivos perseguidos por la empresa, pero
también para procurar la satisfacción de necesidades individuales.
Finalmente
decir que ambos son factores imprescindibles, pues el alto o bajo
rendimiento de los empleados de una organización va a depender en
gran medida de estos dos factores como son la formación profesional
y la motivación que el empleado reciba en el trabajo
Rocio Picamill Perez de Ayala
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