Reflexión realizada por Ángela Barrera Domínguez:
La ética estudia los actos y costumbres del ser humano,
éstos eligen qué hacer, cómo actuar… el comportamiento “bueno” o “malo” de la persona dependerá
fundamentalmente de esas elecciones vitales que realice cada uno, llevando aparejado
una serie de consecuencias a ese comportamiento ya que en el caso que se elija
actuar conforme a las virtudes se obrará bien, debidamente y sin perjudicar a
nadie mientras que si elegimos seguir vicios, nuestra conducta será nociva,
indebida y perjudicarán a nosotros mismos o a otros. Pues bien, en la función
pública es muy importante tener en cuenta esos comportamientos porque los actos
que realicen bien sean virtudes o vicios tendrán una repercusión directa en la
sociedad debido a que ejercen unas funciones en las que tienen en sus manos
muchos derechos, intereses…de los ciudadanos en general y con el ejercicio de
sus funciones pueden ir en contra de ellos si no actúan conforme a los
principios éticos: diligencia y honestidad, conciencia, madurez de juicio,
responsabilidad y sentido del deber.
En mi opinión estos empleados públicos (y los que no lo sean
pero puedan decidir e influir sobre cuestiones que nos afectan a todos) tienen
que cumplir obligatoriamente con los principios éticos porque tienen a su cargo
el interés general, el que la sociedad funcione como debería y esto hoy en día
no ha sido así y es por ello que nos encontramos en tal situación.
Pienso que podría ser interesante en el futuro someter a
personas que accedan a cargos importantes en los cuáles tiene en sus manos los
derechos de otros a un “Cuestionario Ético” a partir del que se pueda tener un
parámetro que mida cómo actuará esa persona ante ciertas situaciones y que no
puedan acceder aquellas que no opten por las virtudes, lo que se plantea es que
antes de acceder a un cargo de ese tipo tengamos en cuenta en manos de quién
estamos poniendo ese trabajo, porque creo que estamos hablando de la función
pública y aunque por supuesto hay que tener en cuenta las capacidades,
preparación de la persona…también habrá que ver “cómo de fácil es de corromper”,
ya que si bien es cierto que nunca puede saberse del todo si esa persona
abandonará en el ejercicio de sus funciones el cumplimiento de los principios
éticos, al menos como acceso y control sería adecuado realizarlo y tener un
cierto control con que se cumpla la ética en la función pública y es que si no
buscamos una solución, las conductas antiéticas y corruptas que vemos a diario
seguirán predominando y la sociedad desconfiando.
Por un lado, estoy de acuerdo con el planteamiento de un cuestionario ético a los funcionarios públicos, ya que podría resultar adecuado conocer antes del acceso a la función pública la manera de actuar de éstos ante ciertas situaciones dentro del marco de la ética y así intentar evitar la corrupción antes de que ocurra. Se le podría llamar a esto con la expresión “prevenir antes que curar”. Prevenir la corrupción antes de que pase.
ResponderEliminarPero por otro lado, pienso que no resultaría 100% efectivo, ya que casi todo el mundo sabe qué decir para quedar bien, sabe lo que es "lo correcto" y más en el acceso a un puesto en la función pública. Pienso que esos futuros funcionarios dirían lo más correcto en ese cuestionario sin ser la mayoría de las veces lo que harían en realidad.
Por eso, en mi opinión, creo que el cuestionario ético es una buena propuesta pero que tendría que ser elaborada y desarrollada de una manera brillante. Quiero decir con esto que las preguntas de ese cuestionario deben ser tan complejas que no tuvieran una solución global del bien, sino que pudieran dar lugar a diversas soluciones éticas, y dentro de esas soluciones llegar a la más acertada dentro de la función pública. Es decir, que sobre una situación se puedan plantear diversas soluciones dentro de la ética, dentro de lo bueno, y en función de la solución que el futuro funcionario elija así será su actitud. Así se podrá evaluar la ética en una escala de niveles y saber en qué grado se miente o no.