lunes, 5 de mayo de 2014

REFLEXIÓN PERSONAL: EL PAPEL DEL LÍDER.

Reflexión enviada por Rosario Luque Belmonte

Consciente o inconscientemente los individuos nos inclinamos a forjar grupos con los que nos relacionamos en todos los ámbitos de nuestras vidas: familiares, compañeros de trabajo, vecinos, los colegas de toda la vida, etc. En general, tendemos a adoptar conductas particulares frente a cada uno de ellos y desempeñamos roles diferentes en función del círculo en el que nos encontramos.

Así, en la práctica, una persona puede desarrollar el rol de líder con sus empleados y, sin embargo, no serlo frente a su familia o amigos. En mi opinión, ser líder no significa destacar sobre los demás, ser el mejor o conseguir que las personas hagan determinadas cosas; por el contrario la función estaría enfocada a que el resto consiguiera desarrollar su potencial máximo. Para ello, debería comprender a las personas con las que se relaciona, ser humilde,  aprender a delegar, etc.

Un líder no sería nada sin sus subalternos, sin embargo, éste desarrolla un papel primordial para que entre todos consigan las metas del organismo de la manera más eficiente posible. En esencia, a través del liderazgo se influencia y dirige las actividades de las personas para que se alcancen las aspiraciones perseguidas, siendo indispensable, para ello, contar con seguidores.

De esta suerte, el guía del grupo juega una función principal en la creación del clima organizacional. Con un mal proceder podría aburrir a sus empleados, impedirles desarrollar sus habilidades, coartar la aportación de ideas, etc. Lo que podría desencadenar en conductas como el absentismo o incluso la marcha de los mismos en busca de entidades que valores su esfuerzo y donde sean tratados adecuadamente para poder desarrollar sus capacidades.

Ser un buen líder conlleva esforzarse para conseguir que las personas bajo su cargo se integren en la organización, confiar en ellos para la puesta en práctica de las labores, favorecer la participación e interacción, ayudar al desarrollo personal e intelectual, minorar las dificultades que se planteen, tolerar los errores, gestionar el tiempo sabiendo diferenciar lo que es importante, presentar la visión de la organización suscitando un sentimiento de identidad y de esta manera lograr que se alcancen las metas esperadas, sin olvidar recompensar a los que se han esforzado para ello. Actuando de este modo, los individuos desarrollarán su trabajo de la mejor manera posible, se implicarán y se propiciará el bienestar de todo grupo.

Frente a la antigua concepción donde el jefe era intocable, temido por sus inferiores y donde las opiniones individuales quedaban al margen de la de la entidad; en la realidad actual, la mayoría de las empresas han apostado por dejar mayor margen de maniobra a sus empleados, favorecer la conciliación con la vida familiar, diseñar un lugar de trabajo agradable que favorezca la productividad, etc. Todas estas medidas han llevado a desdibujar la idea de jefe autoritario y ha favorecido, en muchos casos, que el individuo se identifique con la organización. En todo caso, no se puede perder de vista el contexto en que nos encontremos, no es lo mismo una unidad militar que un equipo de investigación y desarrollo de una determinada materia.

A modo de conclusión, podemos decir que un buen líder es aquel que está al frente de un grupo de personas que trabajan en equipo para alcanzar los objetivos previstos con los que se sienten identificados al saber que llegando a ellos se beneficiará al grupo y a sus miembros. Para obtener el éxito será necesaria una buena administración por el líder, para ello deberá visualizar el futuro, planear las acciones a desarrollar y reconocer las flaquezas y fortalezas existentes, sin olvidar, al tomar sus decisiones, la repercusión que pueda tener sobre sus subalternos en el desarrollo de los fines vislumbrados. 

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