lunes, 17 de marzo de 2014

REFLEXION - Ética y Corrupción Políticas


Reflexión compuesta por Jerónimo González Matas - 17/03/2014

Hoy, en el plano político y representativo de la sociedad española nos encontramos con una realidad preocupante debido a la oleada de descubrimientos sobre actos ilícitos realizados por el conjunto de los representantes legitimados por el pueblo, que se encuentran en el Congreso, Ministerios y Administración en general, poniendo énfasis en el conjunto de acciones recientemente sacadas a la luz en las diferentes Comunidades Autónomas y Ayuntamientos Locales.
Es alarmante el gran pico de corrupción que se ha producido en los últimos años respecto de la clase política, de su falta de escrúpulos ante la negación de dichos actos cuando se demuestran ciertos o simplemente destensión de los mismos quitándoles peso e importancia cuando lo que se está produciendo es un robo directo y a plena luz del día sobre el conjunto de los ciudadanos. Encontramos importantes casos  de corrupción de todos los colores, como: el Caso Gürtel, el caso de los ERES irregulares o el Caso Bárcenas entre otros.
Debemos analizar esta afirmación en el sentido de que no radica en que producirse más actos ilícitos, sino que gracias al avance de la información hoy se pueden conocer con mayor precisión, por lo que la esfera política está mucho más expuesta a la sociedad española.
Aplicando la Ley de Gresham de la Interacción Social, ‘la corrupción tiene como efecto que la mala conducta expulsa la buena, como consecuencia de ello, todas las personas son inducidas por la presencia de unos pocos a adoptar un comportamiento interesado’. Esto se ve reflejado en la falta de confianza que hoy en días se tiene frente a la clase política y de cómo se pide un ‘reseteo’ en la estructura política para sacar toda esa corrupción que unos pocos han ido induciendo sobre los demás.
De esta manera, aunque triste, vemos que no se toman medidas reales y prácticas como lucha a esta situación porque no interesa, no se refleja un interés real de los grandes entes de poder para luchar contra esto.
Considero que se deben establecer medidas de transparencia que den un mayor control sobre las acciones políticas e inducción al altruismo y la solidaridad que den consigo una mayor conciencia sobre los actos corruptos en el seno de los organismos para su posterior denuncia y reproche tanto social como político; es cierto son embargo que se ha aprobado una Ley de Transparencia el año anterior, pero ¿Realmente es efectiva? Creo que aunque pueda mejorar en cierta medida la transparencia no deja de estar contenida a los ámbitos de interés, esto es, los aspectos que le conviene al poder destapar y en qué medida.
Sin embargo, la realidad es mucho más amarga ya que los mecanismos existentes son ineficaces, el grado de corrupción es desmesurado y las posibles sanciones al final solo quedan en ‘una palmadita en la espalda’. Es decir, el conjunto del Estado (o al menos en su mayoría) se encuentra mancillado por lo que no cabe, a mi juicio, posible mejora que una renovación de la clase política.
Esto se extrapola al conjunto de la administración estatal en la que día a día vemos actuaciones presupuestarias desmedidas en determinados ámbitos mientras que en otros son insuficientes, actuaciones desleales y contra los ciudadanos de manera arbitraria… y un largo etcétera que hoy por hoy ratifica que ese Estado Social y de Derecho que se predicaba desde los inicios de la Constitución Española de 1978 en su artículo 130, se encuentre totalmente violado.
 

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