Reflexión personal Rosario Luque Belmonte
En la actualidad, debido al momento socioeconómico en que
nos encontramos, la formación se convierte en uno de los elementos principales
para conseguir, mantener o mejorar el puesto de trabajo. Los porcentajes de parados que cuentan con
formación profesional o universitaria, si bien son alarmantes, son inferiores
que los que tienen niveles formativos inferiores. Juega en este punto un importante papel la formación profesional ocupacional. Son muchos los desempleados que han visto en la
mejora de la formación, mediante la especialización o incluso el aprendizaje de
idiomas, un medio de reincorporación al mercado laboral.
Debemos tener en cuenta que existe una gran diferencia entre
la formación exigida en el momento de la contratación y los requisitos del
puesto de trabajo. Hoy en día no basta con tener un título que nos capacite
para ejercer una profesión, éste debe ser complementado con una formación
continua que permita a los trabajadores obtener la capacidad necesaria para adaptarse a los cambios tecnológicos,
económicos y sociales que se producen en el entorno laboral.
Muchas empresas para poder enfrentarse a la situación actual
han necesitado reajustar sus plantillas y reducir los costes, afectando este
último aspecto a la inversión para la formación. De esta manera, no solo se
está perdiendo el conocimiento de los que se van de la empresa, sino que los
que se quedan no mejoran su cualificación. Así resulta difícil suplir la
carencia que implica la reducción de puestos de trabajo en el seno de la
empresa.
La reducción de gastos es uno de los aspectos que hay que
revisar en empresas que tienen dificultades para mantenerse en esta situación
de crisis, pero podría estar cometiéndose un error en el hecho de restringir o
eliminar la posibilidad de que los miembros de la empresa continúen su
aprendizaje durante su vida laboral, ya que para que la empresa sobreviva
debería aumentar su competitividad y eso solo se conseguiría con una formación
que permita a los trabajadores afrontar las dificultades que puedan surgir, así
como con un aumento de la calidad y de la
productividad.
Además, la formación continua no solo reporta los beneficios
ya mencionados para la empresa, sino que también permite a los trabajadores
mejorar su situación laboral con posibilidad de acceder a mejores puestos de
trabajo.
En resumen, es necesario que no solo las personas
desempleadas sin una formación adecuada realicen una formación reglada, sino
también que las que cuentan con un empleo estable tengan interés por realizar
cursos de formación continua. Asimismo, no podemos olvidar que la formación no
solo es importante para nuestra carrera profesional sino que es fundamental
para nuestro desarrollo como personas fuera de éste ámbito.
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