Noticia enviada el 06/03/14 por Rosario Luque Belmonte.
Los continuos recortes y las críticas recurrentes a
su labor han venido desvirtuando, en los últimos años, la función de los empleados públicos.
Esta circunstancia ha derivado en la desmoralización de muchos trabajadores de
las diferentes administraciones y en que numerosos ciudadanos no valoren con la
suficiente precisión la tarea que desempeñan.
Una manera adecuada
de recuperar el prestigio que merecen y de que los responsables políticos
reconocieran esa labor consistiría en elaborar un plan de recursos humanos en
las diferentes administraciones para determinar las necesidades de las
plantillas.
El desarrollo de
este plan permitiría, siempre sobre la base de criterios de calidad y
eficiencia, reforzar las plantillas en los casos en los que resulte necesario.
A fecha de hoy podemos enumerar bastantes ejemplos de esa necesidad de
refuerzos (Fogasa, SEPE, Educación, partidos judiciales, y un largo etcétera).
También, ante las continuas proclamas de reducir
gastos, me parece necesario que se defina qué es prioritario. Por ese motivo,
desde CSI·F hemos reclamado un catálogo
de servicios públicos en el
que quede claramente definido qué es accesorio y qué esencial. De esta manera,
con las líneas nítidas, no habría sorpresa ni se daría pie a cambios de
interpretaciones según el responsable político de turno.
Los empleados
públicos somos los primeros que defendemos una administración estable y eficaz,
que se aleje de errores y excesos cometidos en la gestión pública. Por ese
motivo insistimos en la elaboración de un nuevo marco jurídico que permita
impulsar esa administración estable y eficaz a la que me he referido.
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