Por Álvaro Aguilar Toro
Estamos asistiendo en
pleno siglo XXI, a una quiebra de los valores morales, tanto en la vida pública
como en la privada, por lo que es necesario una profunda renovación en dichos
ámbitos para frenar una degradación cada vez mayor, de nuestra sociedad.
La preocupación por la corrupción
política es generalizada, ya que es raro el día en que no presenciamos en los
informativos (como ejemplo podemos tomar el escándalo de los ERE en Andalucía,
Caso Nóos, Caso Bárcenas, Trama Gürtel y un largo etcétera), el esperpento de
la falta de valores éticos y morales de nuestros representantes que desatienden
sus funciones de servicio a los ciudadanos para ensuciarse las manos saqueando
las arcas públicas, ya que aquellos políticos que se ven envueltos en estos escándalos
no pueden exigir una conducta digna a los ciudadanos, cuando están dando un
ejemplo totalmente contrario. El fenómeno de la corrupción consiste, por lo
general, en que una persona paga y otra cobra (el servidor público). Actualmente
la corrupción política es por detrás del paro, la segunda preocupación de los
españoles según el CIS, por lo que ha sido imprescindible formular códigos de
conducta que vienen a completar las normas de los ordenamientos, tipificándose penalmente
las faltas de ética en la función pública, ya que debemos mantener una actitud
de tolerancia cero ante la corrupción.
La ejemplaridad y la
honradez han de presidir la actuación de los servidores públicos. Asimismo, los
funcionarios deben servir con objetividad a la sociedad, de manera que haya colaboración
entre superiores, inferiores y funcionarios de igual rango, debiendo presidir
el ideal de lealtad.
Bajo mi punto de vista,
la sanción no debe constituirse como la única forma de frenar la corrupción, además
de promover medidas de transparencia que devuelva poco a poco la confianza de
los ciudadanos en las instituciones, prevenirla es una cuestión de educación.
Hay que mejorar los niveles éticos y lograr que en todos los niveles educativos
se introduzca la enseñanza de valores contra la corrupción; hacer que éstos
calen en los ciudadanos desde niños, porque ellos son los ciudadanos del futuro
y los que ocuparán los cargos públicos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.