Reflexión personal realiza por Mª Dolores Jiménez López.
Un tema de actualidad es la ética
pública y la corrupción política que tan sonado viene siendo en los últimos
años debido a los numerosos casos de corrupción que se han ido destapando y
mostrando una realidad muy diferente a la que creíamos todos.
Bajo mi punto de vista, el
problema puede recaer sobre la educación y costumbres sobre la que se ha
asentado la sociedad, que ha llevado a tener una población con una actitud
pasiva respecto de lo que ocurría a nuestro alrededor, y como consecuencia más
directa, todas aquellas personas que ejercen una función pública no han servido
a los intereses generales como era su labor, sino para sacar ventajas
personales ofreciéndonos un servicio público pésimo. Otro aspecto que es importante
destacar, es el fallo de los órganos de
control que no han cumplido con las
funciones que les han sido asignadas ya que si hubiera sido así, muchos de los
casos de corrupción se hubieran detectado a tiempo e incluso éstos no se
hubieran llegado a producir.
Como medida se ha creado una ley
de trasparencia con la que se pretende facilitar el acceso a la información
pública y a las normas de buen gobierno, los cuáles son ejes fundamentales de
la acción política. Con esto, los ciudadanos podrán saber cuál es manejo de los
fondos públicos, conocer las decisiones que se toman y nos afectan
directamente, así como entre otras conocer las normas o criterios bajo las que
actúan o deben actuar nuestras instituciones. De esta forma, podemos forzar un poco más a que aquellos que ejercen
funciones públicas, lo hagan tal como se recoge en la Constitución en el
artículo 103 y que he mencionado antes,
sabiendo gestionar los intereses generales y ofreciéndonos un buen
servicio público.
Uno de los principales problema que
podemos encontrarnos al vivir en una sociedad cada vez más inmersa en las
tecnologías con las que se quiere facilitar el desarrollo de estos objetivos de
transparencia y comunicación, es que se pueda ver con ello atentados derechos
referentes a la persona y a la intimidad.
Pero para ir finalizando, éste no
debe ser un impedimento, ya que probablemente a mayor nivel de transparencia se
cuente con instituciones más fuertes en la que los ciudadanos podamos
fiscalizar mejor la actividad pública, puesto que tendremos más criterios para
juzgar a nuestros responsables públicos,
decidiendo en consecuencia y contribuyendo al progreso social y crecimiento
económico. Todo ello, ayudará a recuperar la confianza en la función pública
que se ha ido mermando en estos años.
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