viernes, 8 de abril de 2016

LA VALENCIA DE LOS EMPLEADOS PÚBLICOS CONDICIONADA A LA CRISIS ECONÓMICA Y SUS CONSECUENCIAS.

REFLEXIÓN PERSONAL DE ALICIA FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ DE LOS RÍOS.


Como ya hemos estudiado en clase, la valencia, según la teoría de proceso de la expectativa-valencia, que se encuentra dentro de las teorías y modelos de motivación en el trabajo, es la valoración que una persona otorga a un resultado determinado, el cual puede ser tanto positivo como negativo.

Aclarado el concepto, quiero exponer mi humilde opinión sobre esa valencia en los tiempos que corren. Y quiero empezar diciendo que esta valencia actualmente, en la mayoría de los casos, no es la que verdaderamente se le quisiera dar a determinados resultados. Pues como he dicho en el titulo está condicionada a la crisis económica por la que estamos pasando.
Está condicionada en el sentido de que, quizás le damos un valor alto y positivo a hacer el trabajo bien hecho o a ganar dinero, solo por necesidad y no por felicidad.

Siendo también por necesidad la elección del trabajo. Es decir, le damos un valor totalmente absoluto a conseguir un trabajo como funcionario, pero no porque realmente nos guste ejercer ese trabajo, sino porque en  él vemos una especie de seguro de vida, con el que podremos seguir adelante en esta situación de crisis tan difícil en la que estamos inmersos.
De esta manera, la gestión de recursos humanos, nunca será la correcta ni la indicada, ya que se planifica de una manera aparente, y no real, pues lo que muestran muchos trabajadores son apariencias y no lo que realmente sienten, por lo que he explicado anteriormente.

Es decir, si se planea un programa determinado, siguiendo las características y necesidades aparentes que presentan los empleados, y finalmente no funciona, normalmente por falta de motivación, nos encontramos con el problema de, ¿en qué he fallado?, y la respuesta suele ser: en nada. Solo en atender a lo que los trabajadores “pretenden ser” solo por necesidad y no porque realmente quieren serlo.

Así, podemos encontrar también respuestas a por qué tantos funcionarios hoy día no son “simpáticos” con los ciudadanos a los que prestan su servicio, a por qué tantos se cogen horas y días de más, evitando ejercer sus funciones, a por qué no muestran todos el mismo interés en mejorar sus capacidades… Y un largo etcétera de problemas que nos encontramos en la función pública española.
Por lo que, si la valencia, es decir, el valor que le dan las personas a unos resultados, no son realmente los deseados, todo girará en una gran pantomima que difuminará a la función pública y con ella a su gestión de recursos humanos, que nunca podrá llegar a satisfacer las necesidades que pretende.

Para terminar, y para que se entienda del todo la idea a la que me refiero dejo un ejemplo:
Supongamos que Juan, con mujer e hijo, trabaja en la hostelería, cosa que le apasiona, pero su mujer se vuelve a quedar embarazada, y se pone a hacer cuentas, viendo que con su humilde trabajo de hostelero no le daría para llegar a fin de mes. De esta manera se plantea presentarse a unos oposiciones para la función pública, lo cual detesta, pero sabe que le dará seguridad en el trabajo y con esa seguridad, también a su familia. De esta manera accede a la función pública. Y le da un valor extremo a hacer bien su trabajo (valencia aparente), mientras que, en realidad, el valor máximo se lo da a llegar a fin de mes sin problemas y mantener lo mejor posible a su familia (valencia real). También le da un valor muy alto a que su jefe lo reconozca en su esfuerzo (valencia aparente) pero en realidad el valor alto se lo da a que lo asciendan para ganar más dinero (valencia real)…. 



Y así sucesivamente, la valencia real se esconde, únicamente por necesidad, quedando atrás una valencia real por vocación, motivación, éxito… Así que, recemos porque esta situación de crisis termine pronto, si no, nunca veremos un impulso de nuestra verdadera función pública que es la que vela por los intereses generales de los ciudadanos, ayudando y sirviendo a la ciudadania en su totalidad y con el máximo desempeño, sino que tendremos una función pública como una tapadera de la crisis y una opción (o la única) para mantener nuestras necesidades básicas, perdiendo su esencia, desencadenando en cualquiera cosa, menos en función pública.

1 comentario:

  1. En primer lugar decir que me parece muy acertada la reflexión no solo por tratar directamente los contenidos expuestos en clase sino por que creo que es un tema muy actual que esta en la mente de todos los ciudadanos. Pero la pregunta principal que habría que hacer sería ¿qué hacer ante esta situación? ¿modificar el sistema de funcionarial para cambiar consecuentemente la mentalidad de las personas? pues bien, este es uno de los problemas mas importantes que han sido tratados tanto por ciudadanos como por expertos y que sin duda alguna no tiene facil solución. La valencia o valoración que los ciudadanos hacen de la función pública suele ser mayoritariamente la expuesta en la reflexion de mi compaera, pero desde mi punto de vista, entiendo que el principal problema es que la mayor parte de los funcionarios eligen este trabajo por sus ventajas futuras, es decir, por los salarios, horarios y condiciones laborales y no por razones actuales como podría ser la VOCACIÓN DE SERVICIO PÚBLICO. Entiendo que en otros trabajos no se dan de uan manera tan fuerte esta mentalidad de valoracion de un puesto de trabajo , directamente porque la mayor parte de los trabajos que ofrecen ventajas mas favorables que los empleados públicos estan fuera del alcance de nuestras manos y sobre todo en una temprana edad. Por eso, aquellas personas que de verdad superan unas oposiciones por vocación, por interés en ayudar a los ciudadanos, deben ser las que verdaderamente ocupen estos puestos de trabajo para evitar situaciones como las que ha expuesto mi compañera respecto al personal administrativo que atiende al ciudadano cara a cara. Nose si la solucion estaría en endurecer el metodo de acceso o por el contrario establecer mas controles dentro de la propia administración, pero de lo que verdaderamente estoy segura es que, como en todos sitios ocurre, habrá funcionarios preparados y con vocacion de realizar ese trabajo y habra otros sin vocacion, motivados simplemente por el salario que recibirá a final de mes y por tener las tardes libres para poder disfrutar de la famosa siesta española que tanto deseamos. Mas que un metodo para reolver el problema, el motivo de esta entrada era aportar mi punto de vista y hacer un llamamiento a la sociedad, a que valore el trabajo de los servbidores públicos, a que valoremos lo que tenemos y de lo que podemos disfrutar pero sobre todo a procurar que los futuros empleados públicos sean capaces de promover un espíritu profesional en la Adm Pública por vocación, por interés en que nuestras insituciones funcionen bien y recordar, que lo importante en la vida no es solamente el dinero, sino sentirte satisfecho con tu trabajo y acudir a el con motivacion e interes cada mañana.

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