La ética según definición como
parte de la filosofía, trata de la moral y de cómo sus fundamentos se vinculan
y determinan la conducta humana. Efectivamente, es nuestra conducta humana
llevada en este análisis al aspecto laboral, donde tendríamos que preocuparnos
y reflexionar sobre el comportamiento del profesional en su profesión.
Asumimos una responsabilidad con
nuestro trabajo y sería, o al menos debería ser, una prolongación de nuestra
actitud en la vida, en el seno familiar y en nuestras relaciones sociales. No deberíamos
actuar con valores y métodos diferentes a aquellos que impregnan nuestra
personalidad, forma de ser, aquello que nos lleva a ser lo mejor de nosotros.
Supongo que no será fácil en una
sociedad con modelos tan competitivos y donde el “yo” puede aplastar cualquier
idea de solidaridad, respeto, trabajo en equipo, con el fin de conseguir mi relevancia
laboral y social o mi mejora económica, sin tener en cuenta las consecuencias
que ello conlleva.
Asumimos una serie de deberes y
compromisos en el trabajo y deberíamos sentirnos satisfechos de realizarlos lo
mejor posible. Y ello sin duda, será un camino más fácil si nuestro trabajo se
aproxima lo más posible a nuestro gusto o proyección personal. Esa elección provocará,
nuestra intensidad en las actividades y la emoción por el trabajo bien hecho. Primero
para mi satisfacción y luego por la de mis jefes o empleados.
Hay que trabajar para que en esta
sociedad donde la corrupción, prevaricación, y falta de valores éticos y
morales, se fomente la honradez profesional (esfuerzo, preparación,
puntualidad, discreción, compromiso, etc.) esperando recibir un trato en
equilibrio.
Alba Hernández Casas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.