viernes, 21 de marzo de 2014

Reflexión personal sobre ética pública y corrupción política

Realizado por Pablo Macías Román.

Durante el bloque I hemos estudiado que la más evidente falta de ética pública es la corrupción, teniendo su origen fundamentalmente en los fallos del sistema administrativo. Este problema es especialmente significativo al observa como en países de nuestro entorno este problema puede considerarse un “problema secundario” debido a los pocos casos de corrupción que padecen, gracias en gran medida a la labor de mejora de la legislación administrativa que realizaron.
La desviación insostenible e intolerable entre servicio público y las conductas de los altos cargos, tendentes a primar el ámbito personal, es un problema que la mayoría de los Estados democráticos solucionaron con una ley de transparencia del sector público introduciendo unos mecanismos de control y supervisión básica para crear una legislación administrativa de calidad. Es un detalle realmente importante que muestra el atraso de casi cincuenta años que lleva nuestro país respecto con otros países democráticos (a partir de 1966 (EEUU) empezaron a proliferar leyes de transparencia, fuente: Dr. D. José Antonio Sánchez Sáez).
En mi opinión una ley de estas características (que en nuestro país estará en vigor en diciembre de 2014) introducirá las políticas fundamentales y necesarias para luchar contra la corrupción: políticas preventivas que simplifican la actividad administrativa, políticas encaminadas a terminar con la impunidad y políticas educativas.
Aunque con retraso, si la ley resulta eficaz, los escándalos de corrupción que hoy día conocemos ya consumados (por ejemplo de manejo arbitrario de fondos públicos), podrán evitarse al existir una transparencia previa en el destino de esos fondos. A su vez, un aspecto aún más importante, bajo mi punto de vista, es el relativo a la política  educativa. Con ella se podrá promover la honradez y los valores fundamentales para llevar a cabo la función pública. Progresivamente las nuevas generaciones irán desarrollando una correcta ética pública, observándose de manera clara en la trascendental labor que están realizando las universidades en su labor de formación. 

1 comentario:

  1. Una ley de transparencia resultaría un instrumento eficaz como bien se muestra en el comentario. Pero en mi opinión, siempre estamos igual, siempre se están sacando Leyes de Transparencia que lo único que hacen es llenar nuestro ordenamiento jurídico de leyes y leyes, que al final nunca resultan eficaces. ¿Por qué sucede esto?

    Nuestro país está plagado de corrupción. Los cuerpos políticos, entre los que incluyo a todos los funcionarios, intentan beneficiarse a ellos mismos siempre, sin preocuparse por el interés general que es su principal objetivo. Es decir, nuestro Estado está lleno de personas que lo único de lo que se preocupan es sacar dinero de las cuentas del Estado sin dejar pista y disfrutarlo como si fuera suyo; engañándonos.

    Es cierto, y no lo contradigo, que una ley de transparencia sería en parte eficaz pero deberíamos de empezar haciendo un saneamiento de los cuerpos del Estado, empezando por la claridad de las cuentas. Eso haría que los ciudadanos, entre los que me incluyo, comencemos a creer un poco en nuestros políticos, los cuales ponemos para que nos representen y es lo que menos hacen. Tenemos que saber en qué se gastan nuestro dinero, porque es nuestro dinero, es dinero público, y no se utiliza como tal.

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