miércoles, 26 de marzo de 2014

REFLEXIÓN: PILARES DE LA DIRECCIÓN DE PERSONAS EN EL ÁMBITO DE LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS

Los pilares de la dirección de las personas tienen un papel fundamental para gestionar al personal, y mas aun si se tratan de empleados públicos; ya que su función está encomendada a perseguir el interés general, estos deben estar lo mas asentados posibles formando un sistema global en que interactúen todos y cada uno de ellos con la máxima intensidad posibles.

Comenzando con el sentido o propósito del trabajo, este debe alcanzar una máxima importancia. todos los puestos ocupados por empleados públicos deben tener un sentido en sí mismo desde el momento de su creación y que se dirijan exclusivamente a la consecución del bienestar de los ciudadanos y en definitiva el interés general. Por desgracia, en el seno de las Administraciones Públicas se suelen crear puestos que no tienen sentido para así favorecer a otras personas con las que ligue algún tipo de interés, alejándose por tanto del encomendado principal que deben seguir las entes públicos.
 
Siguiendo con los pilares, nos centramos en la formación o aprendizaje, por lo que al respecto debe ser adecuada para la realización de cada puesto, y la necesario para el acceso a él. obviamente, es lógico pensar que las Administraciones deben estar gestionadas por aquellas personas lo suficientemente capacitadas para el desarrollo de las actuaciones pertinentes dirigidas a la consecución del interés general. esto no se consigue de otra forma que seleccionando a las personas mas preparadas en la materia en cuestión relacionada con cada puesto, y además a través de la interiorización de los conceptos adquiridos y aprendidos para llevar a cabo la tarea de la forma mas impecable posible.

Por su lado, la libertad o autonomía en el campo de las administraciones debe de estar limitada en la medida de que sus actuaciones deben regirse al imperio de la ley; los empleados públicos no pueden tener una libertad absoluta para decidir sobre ciertas cuestiones que puedan surgir, ya que, deben ajustarse a procedimientos formales. No obstante, debe existir un cierto margen de autonomía que permita la toma de decisiones o la capacidad de reacción frente a determinados problemas que se puedan presentar.
la responsabilidad, que deriva del pilar anterior,resulta esencial, sobre todo si estamos ante un ente público.
tanto la responsabilidad interna como la externa debe ser máxima ya que en realidad una depende de la otra. el acceso al cargo público impone de por sí un alto grado de responsabilidad, ya que ese puesto a desarrollar estará dirigido a la gestión de los asuntos públicos, y como tal debe haber un alto grado de responsabilidad en cada una de las actuaciones realizadas, así como el reconocimiento de los errores que se hayan podido implantar, buscando diferentes iniciativas para resolver tales lagunas. en esta línea debe ir encaminada la actuación pública, aunque la realidad, desgraciadamente, se desvirtúa de todo ésto.

por último, esta gestión debe estar basada en la confianza, que se trata de la depositada en última instancia por el pueblo en su conjunto. la confianza es algo principal para la actuación administrativa, pero en realidad actualmente no está muy acentuada, debido a los continuos casos de corrupción que se desarrollan en el seno de diferentes Administraciones, por la lentitud en numerosos trámites burocráticos, y en general por la confianza de permanencia que los empleados públicos tienen en su puesto, y otras muchas causas más.

En conclusión, las Administraciones Públicas que son las que deben dar ejemplo de la implantación de estos pilares se alejan un poco de ésto, y sobre todo a medida que la importancia del cargo aumenta. 

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