viernes, 21 de marzo de 2014

Reflexion personal sobre la igualdad en el trabajo

Reflexion personal realizada por: Carmen León González

El artículo 14 de nuestra constitución recoge el derecho fundamental de la igualdad estableciendo que “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”.

Es conocido la gran diferencia de trato que ha recibido la mujer a lo largo de la historia en todos los ámbitos de la vida. La mujer se encontraba recluida al hogar, dedicándose exclusivamente a la casa y a su marido. Esta idea inicial cambio con su incorporación al mundo laboral en el siglo XIX con la llegada de la industrialización. En esta época, en un primer momento, la mano de obra que se utilizaba era la masculina, sin embargo el progresivo crecimiento de la industria hizo que la población femenina se incorporara al trabajo. Con la llegada de la Segunda Guerra Mundial, las mujeres remplazaron a los hombres en las fábricas, ya que estos se encontraban en el frente. Esto marcó un hito, ya que supuso que la población femenina realizara trabajos que hasta ese momento únicamente habían sido realizados por hombres.
Tradicionalmente la unidad familiar ha estado compuesta por el padre que realizaba un trabajo remunerado fuera del hogar y la madre que se dedicaba a la atención del hogar y de los restantes miembros de la familia. Por tanto, las tareas se encontraban repartidas, ya que cada uno se dedicaba a una función distinta. Sin embargo, la progresiva incorporación de la mujer al mundo laboral ha hecho necesaria la búsqueda de la conciliación del a vida familiar y laboral para las mujeres.

Esta conciliación a día de hoy no se ha conseguido de manera total, aunque no podemos eludir la diversa normativa que ha elaborado los poderes públicos para alcanzar esta conciliación de la vida familiar y laboral a través del ofrecimiento de servicios externos que facilitan la atención a los miembros de la unidad familiar que lo necesiten, como las guarderías, así como la concesión de tiempo adicional para el cuidado de menores, enfermos o mayores, al igual que los permisos de maternidad y los más recientes de paternidad.
Aun así esto no es suficiente, es necesario la implicación del resto de la sociedad para lograrlo. El hombre debe asumir un nuevo papel dentro del hogar, eliminando la visión tradicional. Debe abrirse a un nuevo cambio de actitud que le permita asumir responsabilidades familiares. 

Por otra parte las empresas deben de eliminar aquella concepción que les hace pensar que trabaja más y tiene mayores derechos a retribuciones y ascensos quien mayor tiempo se encuentran en la empresa, pues es la mujer quien en su mayor parte se ausenta del puesto del trabajo cuando algún familiar se encuentra enfermo, por lo que es víctima de esta concepción que tiene la empresa.


Por último debemos hacer referencia a la importancia que tiene la educación en lo referente a este tema, pues es en los colegios y universidades donde se encuentran los futuros empresarios y políticos. A través de la educación debemos de lograr acabar con la visión tradicional del papel de la mujer y el hombre. Deben ambos sexos ser tratados por igual, teniendo derecho a las mismas retribuciones y a la igual promoción por méritos y capacidad. 

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