domingo, 30 de marzo de 2014

Reflexión personal: Ética pública y corrupción política.


La ética tiene como objeto esencial la vida activa, basada en la deliberación y conocimiento consciente de cada uno de sus actos. A su vez y derivada de la misma la ética pública se entiende que es la aplicación práctica de la ética en el ámbito público. Así mismo, la ética pública, bajo mi punto de vista es algo que al parecer está poco arraigado en nuestro sistema político y administrativo. En un principio, en el periodo de tiempo en el que realmente estábamos en superávit, nadie se percataba de la falta de dinero o de la desviación de algunos  recursos públicos. Después y como consecuencia de la crisis económica todos nos dimos cuenta de la gran clase política que nos gobernaba.

En contrapartida tenemos la ausencia de la ética pública, es decir, la corrupción. Definida en la Real Academia Española como “En las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores”.

Si tenemos como base la definición antes descrita los casos de corrupción ocupan nuestro día a día en todos los telediarios y en los periódicos, por lo que es inútil enumerarlos en este escrito, ya que son demasiados, más bien deberíamos nombrar a los que alguna vez no “han metido la mano” en ese gran saco de dinero de todos los españoles que no tienen por qué haber robado dinero físico sino que han utilizado sus influencias o su puesto de trabajo para beneficiar a unos y perjudicar a otros.

La gran mentira es el querer perseguir a unos políticos, con la sucesiva aplicación de una ley que de alguna manera fueron ellos los que la elaboraron. Si bien es verdad que algunos de ellos ya están en la cárcel o están inmersos en algún procedimiento judicial. ¿Pero, cuántos delincuentes hay qué ni si quiera se han llegado a ellos?

También es verdad, habrá que darles el beneficio de la duda a todos ellos, ya que no todos son corruptos. Hay personas que sí tienen ética y por ello cumplen con los deberes que le conlleva su cargo público.

Para finalizar tenemos que decir que estamos completamente de acuerdo con el contenido de los apuntes del epígrafe de ética pública y corrupción pública en el que señala que este problema tiene su origen en el mal funcionamiento de los órganos de control.


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