sábado, 26 de abril de 2014

Reflexión personal: LAS EXPECTATIVAS EN LA ADMINISTRACIÓN ACTUAL.

Como sabemos las expectativas es la probabilidad que estima el sujeto de alcanzar un cierto nivel de ejecución en su trabajo sobre la base de un cierto nivel de esfuerzo. Lo que toma importancia en este plano es el resultado que se quiere alcanzar; para que se cree una fuerte expectativa en el sujeto, el alto nivel de esfuerzo y de ejecución deben estar seguidos por un resultado determinado y que sea lo bastante atractivo para el sujeto. Una vez planteado la teoría, veamos lo que ocurre en la práctica.
En las administraciones de hoy en día uno de los grandes problemas es la falta de motivación y expectativas profesionales de sus empleados, el funcionario se siente decepcionado, consciente de su escaso desarrollo y de la falta de aprovechamiento de sus capacidades, no es problema del trabajador, ya que tiene una gran formación y una gran cultura de trabajo, es problema de la Administración por la falta de habilidad para hacerles participe de una cultura de servicio a la sociedad.

La falta de motivación y de expectativas hace que el trabajador se sienta una máquina y un mero instrumento en su oficina, rechazando el contacto con los ciudadanos y toda implicación personal con su trabajo. Todo ello con el resultado negativo de no obtener la rentabilidad del capital laboral que permitiría a la Administración asegurar el máximo cumplimiento de sus objetivos y adaptarse a la evolución y desafíos que se está imponiendo en la actualidad en nuestros organismos públicos.
Observamos el gran problema que la mayoría de los trabajadores del sector público optan por un nivel bajo de esfuerzo y un bajo rendimiento, por la falta de expectativas y el escaso desarrollo profesional y personal que le otorga su trabajo.
Todo lo anterior conlleva que los ciudadanos de a pie tengamos una imagen de los funcionarios negativa, creando una barrera de separación que tiene como consecuencia una falta de comunicación y a un rechazo de las administraciones públicas. Un círculo vicioso que no ayuda ni a la consecución de los objetivos de las administraciones, ni a perseguir los intereses generales de los ciudadanos, quedando los dos planos estancados en una continúa insatisfacción personal. 

1 comentario:

  1. Estoy completamente de acuerdo contigo, Lucila, y sobre todo, en que el problema no procede de los funcionarios, sino en el sistema de la Administración Pública española.
    En la gran mayoría de los trabajos con puestos funcionariales, las funciones que se desempeñan son absolutamente mecánicas, impidiendo por completo cualquier desarrollo profesional de la persona.
    Esto es completamente contradictorio si tenemos en cuenta que, para acceder a esos puestos se exige mucha preparación, puesto que es imprescindible aprobar unas oposiciones, las cuáles se conocen por no ser precisamente fáciles de conseguir aprobar. Y además, tenemos que tener en cuenta que la mayoría de las personas que opositan son jóvenes, y que el carácter emprendedor va intrínseco en ellos.

    Por tanto, teniendo en cuenta estas circunstancias no se entiende por qué la mayoría de los puestos funcionariales de nuestro país limitan tanto las expectativas que puedan tener quienes ocupan dichos puestos. Y sobre todo, una cuestión importante es que a la Administración se le ha pasado por alto la importancia que tiene para muchas personas el desarrollo profesional, puesto que de él depende en gran medida el desarrollo personal de los mismos.

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