La concepción actual de los recursos humanos en la empresa
Las dos posiciones o visiones desde las que se pueden
enmarcar los recursos humanos en las empresas son la visión tradicional, y la
visión renovada. Desde el punto de vista de la tradicional el objetivo consistía en adaptar el personal a las estructuras
preexistentes, las cuales se había concebido independientemente de la dimensión
humana, es decir, se consideran los recursos humanos como un coste. Sin
embargo, desde la visión renovada, se
considera al empleado como fuente de competencias y potencialidades, por tanto
se trata de dirigir las competencias que poseen las personas, esto es, los
recursos humanos serían un activo importante.
De este modo, en la práctica, observamos como los recursos
humanos, en el momento de más auge económico en España, habían seguido ese
camino de ser un activo importante dentro de la empresa, pero tras la situación
de crisis, de nuevo hemos retrocedido a la situación inicial de ser
considerados como un coste. Por este motivo, y tras las “facilidades” aportadas
por el gobierno para el despido de personal, a día de hoy, los recursos humanos
son los primeros en desaparecer de las empresas. Cierto es, que quizás sea el
mayor coste dentro de una organización, pero también es igualmente cierto, que
sin ellos es imposible sacar a flote cualquier proyecto. Si los empresarios
siguen este camino del “despido fácil” considero que nunca podrán llegar a
lograr sus fines, pues para que la empresa funcione correctamente y se cumplan
los objetivos esperados, lo primordial es que el personal a su cargo no se
encuentre disconforme, con inseguridad en su estabilidad, desmotivados o
simplemente sin confianza en que la labor que realizan realmente se tenga en consideración
lo suficiente. Escuchando las situaciones de la gente de nuestro alrededor,
podemos darnos cuenta de que hay un descontento generalizado, de que incluso
las personas que por suerte tienen un puesto de trabajo, no están tranquilos,
pues no saben si quizás mañana puedan estar en la calle. Todo esto, se traduce
en falta de motivación y desconfianza, aspectos fundamentales para todo
trabajador.
La motivación en las personas, y ya no solamente en el
plano profesional, sino también en el personal, es lo que las empuja a seguir
adelante, a esforzarse para conseguir sus metas, sus objetivos. Si tienes
motivación, todo es mucho más fácil, ya que tu esfuerzo está encaminado a la
consecución de un fin que te produce satisfacción. Por este motivo, el
empresario debería tener en consideración, que para que el recurso humano de su
organización esté motivado para la realización de su función, debe proponerles
buenas condiciones de trabajo, estabilidad, debe aportarles confianza, cercanía
y sobre todo trasmitirles que ellos son los verdaderamente importantes, y
gracias a los cuales todo funciona.
En definitiva, considero que se debería apostar de pleno
por la visión renovada de los recursos humanos, ya que esto es una cadena muy
bien enlazada: si lo consideramos como un coste, se hace más palpable el
despido, y ello da lugar a la desmotivación y desconfianza de los trabajadores,
dando lugar a su vez a la ineficacia por parte de los mismos, que conlleva a la
no superación de las expectativas de la empresa que hace que no alcance la
productividad necesaria para seguir adelante, y por tanto, de nuevo, esto se
traduce en el despido.
Termino recalcando una frase de los apuntes de la
asignatura, que queda muy bonita en la teoría, pero que por desgracia en la
práctica actualmente los empresarios o no se dan o no quieren darse cuenta de
su valor: “las organizaciones del futuro
se crearán en torno a las personas, de ahí que las empresas que tengan éxito serán
aquellas que sepan identificar y liberar el potencial de sus trabajadores y
sean capaces de crear nuevo potencial”.
Navío Codón, Laura
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