Como bien se ha indicado, la dirección del personal en las
organizaciones, tanto en el ámbito de la Administración como en las empresas
privadas, puede tomarse desde una doble perspectiva, ya sea una visión
tradicional o renovada. En base a la primera, la cual en teoría debería de
tomarse como una perspectiva más que superada, han de entenderse los recursos
humanos como un coste que, como tal, se debe minimizar o eliminar. En contra
posición con lo anterior, la visión actual y más renovada, defiende una concepción de
recursos humanos que los define como un activo importante de la organización,
un recurso estratégico del que se ha de servir ésta para alcanzar sus
objetivos; Se consideran imprescindibles para la consecución de las actividades
a las que se dedica la empresa en cuestión, puesto que son los recursos humanos
los que integran una serie de capacidades relevantes en la relación
empresa-cliente; por ejemplo, el trato o atención con el cliente, el saber
estar y acercarse al mismo, sabiendo concretar las necesidades que éstos tienen
para poder darles soluciones dentro del abanico de posibilidades de las que
dispone la empresa, y que por supuesto suponen un lucro y beneficio para ésta
última. Cabría pensar que ésta es una posición ideal; mucho más justa que la
visión anterior, la cual se supone que está desfasada ante la infravaloración
de los empleados y la importancia de éstos en el trato con los clientes.
Dicho esto, nos encontramos ante una situación un tanto
contradictoria en la práctica. Formalmente, la mayoría de las organizaciones
afirman que su política de gestión de recursos humanos está enmarcada dentro de
ésta visión renovada pero resulta que la práctica demuestra justamente lo
contrario. Y esta realidad se ve mucho más latente ante las circunstancias
económicas que nos rodean hoy día con la crisis. Actualmente, continuas
noticias nos informan de los crecientes y cada vez más importantes recortes de
personal que se están haciendo en las empresas
con el fin de que ésta alcance una mejor rentabilidad y evitar así la
quiebra de la misma. Pero cabe preguntarnos si realmente los masivos despidos están dirigidos a tal objetivo o simplemente
las empresas están aprovechando las circunstancias ante el abaratamiento de los
despidos, producido tras la reforma laboral, para afianzar una política de
afectación de personal a corto plazo que se produzca de un modo cíclico,
acabando así con la estabilidad profesional de los empleados. Por otra parte,
si suponemos que realmente los recortes de personal se producen por la falta de
rentabilidad de la empresa, ¿significaría entonces una vuelta a la visión
tradicional de la que hablábamos anteriormente?; o mejor dicho, la reafirmación
de la misma, pues dadas las circunstancias, la posición de las organizaciones
que defendían una visión más actual resulta descaradamente falsa e incierta.
Definitivamente, y ante la aparente pasividad de los gobiernos, nos encontramos
con una gestión mucho más injusta que afecta gravemente a los derechos de los
empleados, quienes pasan de ser un elemento clave para las organizaciones al
que se le valora por la importancia que reside en las funciones que realiza, a
ser de nuevo un mero coste al que eliminar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.