viernes, 29 de marzo de 2013

Reflexión personal de Clara Rodríguez.


Al reflexionar sobre de todo aquello que hemos estudiado en la asignatura nos podemos llegar a plantear en un primer momento si verdaderamente es cierto que hoy día se apuesta por un concepto de recursos humanos que se identifica con el de activo importante. Sin embargo, en la actualidad, debido a la grave situación por la que estamos pasando esto no es así: los recursos humanos son considerados más como un coste que como un activo y por ello, en muchas ocasiones, se adoptan políticas activas que no hacen más que devastar el empleo.

En cuanto a los procesos de gestión de los recursos humanos, en concreto el proceso de afectación, se ve también muy condicionado por esta situación de crisis que estamos atravesando. En este proceso de selección de personas idóneas se ponen de manifiesto las preferencias de la organización, la más significativa actualmente sea quizás la demanda de expertos en gestionar los negocios en tiempos complicados. En otras palabras, buscan personas con experiencia y madurez para afrontar las fatalidades que trae consigo la crisis, dejando de lado a candidatos jóvenes que con un poco de práctica podrían ser iguales o mejores.

Y por último no terminar sin hacer mención a la llamada ética pública. Este concepto del que tanto se habla y que no hace más que brillar por su ausencia. Temas como el Caso Bárcenas o el Caso Nóos entre otros y a los que ya han hecho referencia otras compañeras, no hacen más que tensar el ambiente y decepcionar aún más (si cabe) a la población.

En definitiva, hace falta una mayor solidaridad con las personas, que al fin y al cabo son eso: personas y no máquinas de hacer dinero; hay que apostar por los jóvenes y emprendedores, formándolos y educándolos, ya que son el futuro y tarde o temprano tendrán que aprender (y, ¿por qué dejar para mañana lo que podemos hacer hoy?) y además, no estaría de más una ‘’formación’’ ya no profesional sino moral, basada en la humildad y la honestidad, porque muchas veces sabemos desempeñar nuestro puesto a la perfección pero nos puede la avaricia.

Clara Rodríguez Muñoz.

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