martes, 20 de mayo de 2014

La actividad disciplinaria en la Administración Pública.

Reflexión Personal, disciplina en la ventanilla.

La administración pública es una corporación que debe velar por su imagen pública y por ello ha de controlar el comportamiento de los funcionarios que se sitúan en la ventanilla de sus organizaciones dado que estos tienen el trato más directo con los ciudadanos.
No es inusual que se den casos en los cuales ya sea por acumulación de trabajo, por excesivas colas a la espera de atención o por no tener el carácter adecuado, los sujetos mediante los cuales la administración desarrolla sus gestiones no se comportan de la manera más adecuada con los ciudadanos, dando lugar a múltiples denuncias en las cuales los ciudadanos se quejan por el trato recibido por parte de estos sujetos.
La administración ha de llevar a cabo una actuación disciplinaria positiva, una actuación que anime e inculque a sus propios empleados los valores mediante los cuales deben de ejercer sus funciones dentro de la organización. La administración es más que un edificio que da trabajo a una serie de personas, además de eso, es una institución que tiene que velar por los intereses de todos los ciudadanos, tiene repercusión en muchos sectores importantes de la vida como son la salud, el medio ambiente, la justicia… por ello las actuaciones que se llevan a cabo bajo su nombre han de ser ejecutadas de la forma más objetiva y honesta posible en todos los sentidos.
La administración se financia además de con las subvenciones que recibe del propio Estado y de las que recibe de la Unión Europea, con el dinero que se recauda a través de los diferentes impuestos que han de pagar los ciudadanos. Por ello, los ciudadanos deben de ver recompensado ese esfuerzo que hacen pagando los tributos reglamentarios en una gestión pública de calidad, una gestión pública que de la talla ante las diversas circunstancias socio-políticas que se puedan desarrollar a su alrededor.
Para conseguir una actuación disciplinaria positiva en el seno de la administración es necesario contar dentro de ella con fuertes controles para examinar las diferentes conductas que se llevan a cabo por el personal a su servicio. Resultaría conveniente que la persona encargada de resolver esas consultas lo haga de  forma disciplinada y que a su vez sea diligente en su actuación. Esas personas que están de cara al público deberían de estar adoctrinadas para saber comportarse de manera adecuada antes las diferentes situaciones que se le puedan plantear siempre atendiendo a los diferentes sujetos con el mejor carácter y con las mejores formas posibles.

La Administración después de todo lo dicho con anterioridad debería de velar por su imagen pública e intentar poner remedio a esta situación controlando a su personal, dado que en este sentido es lo único que podría hacer, pero también es verdad que en algunos casos el personal bajo su mando actúa perfectamente y es el ciudadano el que no se comporta de la manera adecuada, pero esto ya se escaparía del control de la administración y ésta no podría hacer nada al respecto.

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