Reflexión
personal propuesta por Rocío Caballo Preciado.
Sabemos que
antes de recompensar o sanción a un trabajador hay que tener en cuenta o
valorar una serie de elementos con carácter previo, por un lado valorar el puesto
de trabajo, y por otro lado evaluar la efectividad o valoración del
rendimiento.
En relación
al primero, la valoración del puesto de trabajo, me llama la atención que a la
hora de otorgar las recompensas este hecho se haga realizando un juicio de
valor de los puestos de trabajo y no de las personas que realizan ese trabajo.
Está claro que ningún trabajo es igual a otro, unos demandan mayores
conocimientos, o asumir más responsabilidad, por otro lado hay trabajos en los
cuales se corren mayores riesgos… es decir, cada trabajo tiene sus propias características
y en base a ellas se establecen las recompensas.
Pero si nos
paramos a pensar en situaciones que pueden darse en la práctica, y pensamos por
ejemplo en el caso de un funcionario, al valorar su puesto de trabajo por un
lado está claro que se valora sin compararlo con otras organizaciones, se valora
su puesto dentro de la Administración Pública; pero en base al juicio de valor
que se hace del puesto y no de la persona me surgen una serie de dudas, porque
si se valora únicamente el puesto en sí y no se valora a la persona o al
trabajo que realiza puede que se otorguen recompensas a personas que no se las
merecen.
Es decir, considero
que si se valora igual a un funcionario, o cualquier trabajador, que trabaja
sin descanso y se dedica plenamente a su trabajo, y a otro funcionario que
ocupa el mismo puesto de trabajo teniendo que realizar las mismas actividades,
en el mismo departamento, pero que no trabaja con la misma intensidad, no le
importa tanto su trabajo, y aun así ambos obtienen las mismas recompensas, lo
que se va a producir es, como decía la Teoría de la equidad, que el primer
funcionario disminuya las aportaciones que hace a la administración, disminuya
su ritmo de trabajo, no sea tan eficiente y se equipare a su otro compañero, lo
que a su vez hace que pierda la Administración Pública, aunque los dos
funcionarios sigan recibiendo las mismas recompensas.
Por todo
ello considero, que aunque la teoría diga que a la hora de otorgar recompensas
y valorar el puesto de trabajo se deba valorar éste con independencia del individuo,
no solo se debe hacer eso, sino que además se debe valorar de alguna manera el
trabajo desempeñado por la persona, su dedicación.
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