viernes, 10 de abril de 2015

Reflexión personal: La motivación en los profesionales sanitarios

Reflexión personal realizada por Ana Alicia Capilla López

La calidad de los servicios sanitarios depende de la combinación dos factores esenciales: un buen personal y una tecnología avanzada. Nuestro ámbito de estudio se centra en el primero de ellos. Los recursos humanos en el sector de la salud son un pilar básico para su buen funcionamiento. Así lo recalca Cayetano J. Tahoces y Bastida, Director de Recursos Humanos y Sistemas de Apoyo a la Gestión del Hospital Universitario Fundación Alcorcón, cuyas palabras textuales fueron que “los empleados son nuestro principal y más valioso activo”.

No obstante, como ya hemos estudiado, aunque son el activo más importante de la organización empresarial, también son el más complejo y del que depende el buen funcionamiento del resto de recursos. Y en esta complejidad está la dificultad de saber gestionarlo y con ello explotar al máximo su talento. En concreto, en el sector sanitario público, la tendencia histórica ha sido la obediencia y el inmovilismo, pero una nueva corriente de gestores abogan por la flexibilidad, el compromiso, la iniciativa y el trabajo el equipo. Los nuevos directores de recursos humanos de hospitales y centros de salud son conscientes de la necesidad de una respuesta a los cambios rápida y eficaz, así como de que la profesión sanitaria en todos sus escalafones implica un alto grado de vocación.




El profesional sanitario está motivado tanto por la satisfacción que le produce su propio trabajo (motivación interna) como por la relevancia social del mismo o los beneficios sociales que genera (motivación externa), teniendo menor importancia la retribución, la cual tiene escasa correlación con el rendimiento. El médico o enfermero necesita libertad para poder reaccionar ante situaciones imprevistas y no rutinarias, así como requiere del desarrollo de sus conocimientos profesionales mediante la formación continuada. Para ello hay que otorgarles flexibilidad, la cual a su vez conlleva la delegación de responsabilidades. La consecuencia de todo ello es una implicación mayor del profesional, que sentirá que su trabajo es útil y provechoso, generando una retroalimentación en el sistema y un reforzamiento de la conducta.

Este requisito de la autonomía viene siendo exigido con mayor énfasis por los médicos de Atención Primaria, quienes solicitan mejoras en la organización, una adecuada gestión de Recursos Humanos y, sobre todo, una reducción de la burocracia y las normas. Según el doctor Rafael de Pablo, representante de la Plataforma Médicos con Valor, la Atención Primaria ha sufrido un “abandono en la planificación sanitaria”, por lo que los médicos “están perdiendo la ilusión”.  Y es cierto que si realizamos un análisis DAFO del sector, podemos apreciar que la falta de atracción profesional se está convirtiendo en una de las amenazas de la estructura sanitaria.

Los empleados sanitarios quieren poder realizar un trabajo eficiente y atender de forma correcta a los pacientes, pero la escasez de presupuesto y la infinidad de trámites administrativos por cada expediente les impiden alcanzar tales metas. A ello se unen dos situaciones que se están dando en la actualidad. En primer lugar, la demanda de profesionales sanitarios españoles por otros países, que afecta en mayor medida a los enfermeros. Éstos, aplicando la teoría de la equidad, deciden emigrar, pues su trabajo no solo está mejor remunerado en el extranjero, sino que también se les da una más alta consideración. De esta forma se desemboca en la denominada “fuga de cerebros”, que implica un resultado negativo en la inversión que el Estado ha hecho previamente a la hora de formarlos en nuestras Universidades .En segundo lugar, encontramos las medidas de los planes de empleo, las cuales son reducciones salariales, disminución del personal contratado, no renovación de contratos y jubilación anticipada. En otras palabras, la plantilla de médicos y enfermeros disminuye, mientras que las demandas de pacientes aumentan, pues la población envejece.

En conclusión, el personal sanitario se caracteriza por la motivación que le produce su propio trabajo, siempre y cuando pueda ejercer el mismo con libertad, en una organización con la que comparta fines y objetivos. Los directores de recursos humanos deberían ser conscientes de ello y pedir la eliminación de la contención de costes y permitir una mayor autodirección y autocontrol para que podamos contar con unos servicios sanitarios de calidad.  

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