BELÉN GUTIÉRREZ LÓPEZ.
Los dos
grandes protagonistas de los recursos humanos son: las personas (el recurso
humano) y la organización empresarial.
La relación
entre ellos se basa en dos aspectos importantes que son lo que cada parte
espera de la otra y lo que cada parte puede aportar a la otra.
Los trabajadores,
esperan de las empresas la satisfacción de unas concretas necesidades y pueden
a portar su esfuerzo y capacidad a la hora de realizar las distintas tareas.
Por su parte,
las organizaciones esperan de sus trabajadores desplegar un nivel de ejecución
adecuado y éstas aportan una serie de resultados que pueden ser aptos para
satisfacer los intereses, deseos, metas y necesidades de sus empleados.
Para que las organizaciones
obtengan un nivel de ejecución adecuado y los trabajadores aporten su esfuerzo
y capacidad al realizar las tareas, es necesario que estos estén motivados. Por
lo que la motivación juega un papel fundamental en esta relación, siendo un factor
muy importante en la vida laboral, ya que puede ser considerada como el “motor”
que ayuda a realizar las tareas en el trabajo de forma eficiente.
Los líderes y
gestores de las empresas deben ser capaces de motivar a los empleados para que
ellos se sientan comprometidos con su labor y realicen un buen trabajo, de esta
manera se logra que la empresa sea mucho más productiva y competitiva.
La
motivación personal de cada persona es directamente proporcional a la productividad
que tendrá en la empresa, por ello podemos decir que una persona motivada obtendrá
mejores resultados en su desempeño, cumpliendo los objetivos en tiempo y forma.
En otras palabras, una persona motivada, que se encuentra satisfecha con su
trabajo y comprometida con el mismo, es una persona que cumplirá los estándares
de calidad requeridos por la organización. Por el contrario, una persona
desmotivada tendrá un rendimiento no satisfactorio, no cumpliendo las
expectativas organizacionales.
Las
motivaciones son diferentes para cada trabajador, pues a cada uno lo mueve una
razón diferente.
Algunos administradores tienen la falsa
creencia de que el dinero es la única forma de motivar a los empleados, pero diversos estudios han revelado que existen otros factores de motivación laboral que incluso pueden llegar a ser más efectivos que la
compensación monetaria.
Un dato muy
interesante es que el 55% de los empleados no se motiva económicamente. Los “pequeños detalles” como unas palabras de
agradecimiento o dirigirse a las personas por su nombre, puede tener un gran
impacto en el compromiso del trabajador.
Los
factores que los empleados pueden considerar como elementos motivadores son los
siguientes:
- Jornadas
mejores y conciliación laboral.
- Un
buen clima laboral y ambiente de trabajo.
- Permitir
desarrollarse como uno mismo es.
- Que
la empresa tenga una visión más abstracta y ofrezca una plan de carrera a largo plazo.
- Fiarse
de los líderes y que inspiren confianza.
Como
conclusión, podemos decir que las ventajas de la motivación son notorias, ya
que supone el aumento del rendimiento de los trabajadores, mayor alcance de las
metas de la compañía y aumento de trabajo en equipo.
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