lunes, 6 de abril de 2015

Reflexión personal de Antonio José Santamaría Ruiz acerca del capital humano.



Consideraciones acerca del capital humano y la formación:

Dentro de la materia de los Recursos Humanos ha habido una fuerte influencia de la teoría de Schultz y Becker la cual llegó a influir en distintas disciplinas, no solo en teoría de organización o en RRHH sino también en sociología y en economía. La noción de capital humano dentro de este campo viene a sugerir en sus fundamentos que los resultados de una organización a nivel de outputs y en término de eficiencia (relación entre los inputs y los outputs, es decir entre los recursos utilizados y el resultado obtenido) vendría fuertemente influenciado por el capital humano entendiendo este último como un conjunto de conocimiento, habilidades, técnicas y destrezas que generalmente son adquiridas mediante procesos de formación más o menos estandarizados e institucionalizados o bien por otras vías (como la experiencia, el uso de habilidades “innatas” como la creatividad…).  
Sin duda es algo que a lo largo de nuestras vidas personales y sobre todo académicas que la formación es algo crucial en el desempeño profesional. Esto resulta cierto desde una perspectiva técnica, ya que la mejora en la formación (vinculada con funciones de tipo profesional) junto con las inversiones de capital en infraestructura y modernización tecnológica son elementos decisivos a la hora de determinar la productividad y el valor añadido de los resultados de las organizaciones (sean públicas o privadas aunque se rijan por criterios de funcionamiento distintos):


Así pues, desde la perspectiva de las organizaciones la formación aplicada al proceso productivo es uno de los elementos centrales a la hora de analizarlas [las organizaciones] y a sus empleados dentro de la misma. Sin embargo se nos presenta una problemática cuando se plantea la cuestión desde otra perspectiva, esto es ¿El capital humano es tal y como sostienen los más firmes defensores de esta noción un factor de importancia global y sobre todo explica desde las perspectiva individual la posibilidad de integración en las organizaciones (entrada en empresa, salario, puesto de trabajo…)? En nuestra asignatura hemos estudiado la noción e importancia del puesto de trabajo así como de las relaciones de los mismos, las ofertas de empleo y los planes como vías esenciales para determinar la planificación del personal en las organizaciones (en nuestro caso públicas aunque existan analogías con las privadas) sin embargo la existencia del factor formación no parece ser ni mucho menos el único (ni siquiera el más importante) a considerar en la política de puestos de las organizaciones ni el principal aval de los candidatos a los puestos de trabajo. 

La formación por sí sola lejos de lo que ha venido sosteniéndose por los defensores de la tesis de del capital humano como gran factor explicativo del desempeño personal y de la cotas profesionales desde una perspectiva individual no supone por sí misma una garantía desde el momento en que existe una fuerte restricción de la oferta de empleo o de demanda de trabajo. La búsqueda de una tasa (preferiblemente alta) de retorno por parte de las organizaciones (un criterio propio del sector privado que se ha extrapolado al público con la aplicación de políticas de la llamada estabilidad presupuestaria) y de ganancias suele conllevar (máxime en tiempos de crisis) a una drástica reducción del gasto (véase gráfico 1) y generalmente suele ser el factor trabajo el principal destinatario al ser los salarios el coste más fácilmente reducible. Siendo así que la caída del empleo va acompañada de una redistribución de los tiempos de trabajo mediante el mayor peso relativo de los contratos temporales acentuando la pauperización (véase gráfico 2). Teniendo lugar de manera casi inercial la llamada flexibilización viendo en la rebaja de las condiciones laborales una vía para fomentar el empleo lo cual ha venido a complementarse con una política de empleo centrada precisamente en la formación y la impartición de cursos (lo cual casos de corrupción aparte no ha demostrado especial utilidad en esa política de “reciclaje”).



                                                                 Gráfico 1
                                                                     

                                                         Fuente: Eurostat
                                                           





                                                         Gráfico 2

 

                                                    Fuente: Eurostat

En el caso de España se da la circunstancia de un paro ya de por sí considerable y que previsiblemente en términos estructurales seguirá siendo alto a lo que suma una desigual distribución (Mapa 1, datos y mapa extractado del INE) del mismo según territorios y sobre todo en edad destacando el alarmante paro juvenil en España aun cuando nuestra media de estudios superiores se equipara a la de los países de la OCDE.
                                                 

                                                            Mapa 1
 
                                      
Eso nos lleva a una fuerte paradoja que ya señalaba Passeron, si la fuente mayoritaria de obtención de renta para la población que es el trabajo por cuenta ajena escasea las condiciones de acceso se restringen y quienes pretenden acceder al puesto de trabajo rebajan sus exigencias (bajada de los salarios, rebaja en las condiciones laborales…) la necesidad de diferenciación será mayor lo cual llevará a acumular mayor formación reglamentada da lugar a una inflación de títulos (1). Ello implicaría al final una devaluación generalizada de los títulos como factor diferenciador lo cual acaba suponiendo que un factor diferencial mayor (al menos en origen) en el acceso a un mercado desigual como el de trabajo pierde cada vez más peso. Y donde al contrario de lo que oficial y oficiosamente se ha venido pregonando existe una fuerte primacía del networking (red de contactos o nepotismo por emplear el vocablo más clásico) frente al mérito traducido en formación o en mayor experiencia laboral (Emilio J. Castilla, profesor del MITSloan ha estudiado profusamente esta cuestión) y es que efectivamente esa red de contactos está en buena medida condicionado por la acumulación de diversos capitales (2). Todo esto es un fenómeno que ha venido acentuándose en la población más joven debido a las coyunturas sociales y económicas.

La conclusión que nos lleva a esto es doble, por lo que respecta a los procesos de selección parece que el método de concurso-oposición sería a priori el método más equitativo a la hora de seleccionar miembros para la organización pues establece criterios de selección objetivos (si bien no está exento de problemas como los llamados perfiles diseñados en caso de corrupción o la posibilidad de preparación de dichas pruebas) frente a otros sistemas donde prima un criterio más arbitrario. La segunda es que en tanto el mercado de trabajo está fuertemente condicionado por la acumulación de capitales dentro de los cuales la formación es solo uno siendo además que se encuentra en una espiral de desvalorización no se puede señalar que realmente la formación sea la solución a problemas como los bajos salarios o el alto desempleo. En tal sentido la individualización del problema dista de ofrecer una solución real (una tasa de paro tan elevada difícilmente puede responder a un cálculo de coste de oportunidad o espera a un empleo mejor). En definitiva lo esencial que pretendo transmitir con esta somera reflexión es que la llamada potenciación de la formación de manera reglada o exaltada como “adquisición de habilidades y explotación de la creatividad” y otras características o competencias propias del llamado capital humano (más allá de la formación oficial) desligada de otras variables tanto a nivel de la organización (inversiones de capital y tecnología básicamente) y sobre todo en lo que a empleados o potenciales empleados respecta resultan insuficientes para no solo explicar en buena medida el funcionamiento real de las organizaciones y el contexto en el que estas se mueven sino también las soluciones a problemas que en la actualidad resultan acuciantes como la productividad, la modernización de las organizaciones o la necesidad de solucionar el problema del desempleo (especialmente el juvenil) no pasa por la mera mejora de la formación o los cambios curriculares en la educación reglada sino también por implementar toda una serie de medidas que permitan el aprovechamiento efectivo de la formación y otros capitales y paliar (cuando no sea posible suprimir).


(1) Criado, Enrique Martín. Producir la juventud: crítica de la sociología de la juventud. ISTMO, 1998.
(2) Ibídem.

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