miércoles, 22 de mayo de 2013

Reflexión personal sobre el salario. Propuesta por: Elvira Salés.


Los funcionarios del Estado mantienen su masa salarial por encima de la de 2007

La carrera contrarreloj del Gobierno para cuadrar las cuentas públicas ha impactado de lleno en los empleados del sector público, que en los últimos años han visto recortado su sueldo, suprimida una paga extra, restringida la tasa de reposición, incrementada su jornada laboral o estrechada la vigilancia sobre sus niveles de absentismo, tradicionalmente más elevados que en el sector privado.
Asimismo, los recortes han traído consigo un gradual adelgazamiento de las plantillas públicas, con la pérdida de más de 258.000 puestos de trabajo en el sector público en los últimos doce meses, según la última Encuesta de Población Activa (EPA), en su mayoría empleos temporales. Estas medidas han encontrado reflejo en la masa salarial del personal al servicio del Estado. Este concepto, que aúna sueldos, trienios, pagas extras, complementos por productividad y otras retribuciones, ha pasado de 3.553 millones de euros en 2009/2010 a poco más de 3.181 millones en 2012, según datos de Hacienda, lo que representa un descenso del 10%, un caída que encuentra reflejo en mayor o menor medida en todos los colectivos y clases del personal: funcionarios de carrera en España y en el extranjero, funcionarios interinos, personal eventual, personal en prácticas...
Sin embargo, a pesar de este descenso y del esfuerzo para reducir gastos acometido en los últimos años, especialmente en 2012, las cifras desvelan que la masa salarial de los funcionarios de la Administración General del Estado continúa todavía por encima de los niveles de 2007, cuando nadie parecía atisbar la magnitud de la crisis que se avecinaba. De hecho, ese año la masa salarial del personal del Estado ascendió a 3.056,6 millones de euros, frente a los 3.181,5 millones de 2012, cifra un 4% superior a la de hace cinco años.
                                                                                           

Una vez leída esta noticia, podemos relacionarla con uno de los conceptos clave del último bloque de esta asignatura: el salario, uno de los elementos del sistema de recompensas y sanciones, que además constituye la piedra angular del sistema retributivo del personal al servicio de la Administración y de cualquier otra organización o empresa. Igualmente podemos relacionarlo con el hecho de que puede influir sobre el equilibrio que es necesario que exista entre lo que aportan y reciben tanto la organización como los empleados en una relación de trabajo. 

Generalmente se habla de que el cuerpo de la Administración es demasiado grande, que cobran demasiado, que no hacen nada o trabajan muy poco; pero bien es cierto que todos queremos que un médico nos atienda cuando estamos enfermos, que todos queremos que nuestros hijos tengan los mejores profesores y que en caso de accidente, tengamos a quien acudir. Creo que el problema no está en la totalidad del cuerpo, que pierde prestigio por los numerosos casos que se presentan y que reflejan esas ideas implantadas en la sociedad, sino en quienes “están al mando”, no necesitamos a cargos elegidos a dedo, sino a los mejores, a aquellos que puedan desarrollar sus funciones de la forma más eficaz y eficiente, necesitamos que el sistema se renueve, y que los funcionarios no se acomoden al cargo y a lo que se espera de ellos, sino que la motivación interna y la propia exigencia sean máximas, que den lo mejor de sí mismos, por cuanto son los encargados de satisfacer necesidades de la sociedad de la que ellos mismos son parte. Sólo cuando se produzca una verdadera equidad entre el cargo, las funciones asignadas y las realmente bien ejecutadas; y el salario, esta concepción quedará en suspenso, dando paso a la idea de que como en cualquier organización cobras por lo que trabajas, y no por simplemente estar en tu puesto.   


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