Aportación
personal de Macarena Dúctor Pacheco.
Por
naturaleza el ser humano es un “animal social”, es decir, un ser que precisa
relacionarse con otros individuos para desarrollar todas las facetas de su vida
personal. Esto es así ya que desde que nacemos, pertenecemos a una sociedad, e
interactuamos continuamente con las personas que nos rodean. Para llevar a cabo
esta labor, los grupos (trabajo, familia, amigos…) son un elemento básico y
esencial, puesto que a través de ellos aprendemos costumbres, comportamientos, lenguaje…
En
el ámbito público, generalmente, el desarrollo de la actividad se ejerce a
través de grupos formales, es decir, un conjunto de personas estructuradas por
la propia Administración para desempeñar determinadas funciones comunes, con el
fin de lograr el cumplimiento de los objetivos de la entidad pública. Para lo
cual, es necesario que sus funcionarios actúen conjuntamente, es decir, que
cada uno de ellos aporte, al grupo, sus propias capacidades, con objeto de alcanzar
una meta común: satisfacer las necesidades del ciudadano.
Además
de los grupos formales, podemos distinguir los informales, aquellos que surgen
espontáneamente, y que derivan de la exigencia que posee el individuo de
satisfacer sus necesidades y metas personales. Tanto en uno como en otro, el
individuo deberá adoptar ciertas “reglas” de conducta para relacionarse con ese
grupo concreto, ya que, evidentemente, cada grupo tendrá unas costumbres,
normas, etc., por ejemplo, no podemos equiparar el grupo de amigos al de
compañeros de trabajo. El comportamiento del empleado cambiará dependiendo de éstas,
con la finalidad de seguir formando parte del mismo. En caso contrario, el
resto de miembros podrán excluirlo. Consecuentemente, podemos observar una
homogeneización de los comportamientos y la disminución de las diferencias
interpersonales, lo que promueve un ambiente laboral más cómodo y activo y, por
tanto, más eficiente.
Una
vez el sujeto entra a formar parte de un grupo, se sentirá identificado con los
miembros del mismo y, posiblemente, la relación con otros sujetos externos se
irá desvaneciendo. A pesar de ello, la motivación que experimenta el individuo
al ejecutar su actividad con los compañeros que forman parte de su grupo, será
mayor que la ejecución de la actividad de forma individual y, por tanto, su trabajo
resultará más productivo.
Finalmente,
hacer referencia a que el desarrollo de una actividad pública implica la
necesidad de cohesión entre el funcionariado, puesto que existen muchos
intereses “en juego”, que prevalecen sobre aquellos meramente individuales del
empleado público. Con ello, me refiero a las necesidades de la sociedad. Como
consecuencia, la labor funcionarial, por su propia naturaleza, debe llevarse a
cabo a través de la cooperación entre sus empleados, siendo inviable su puesta
en marcha de forma individual.
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