miércoles, 24 de abril de 2013

La necesidad del grupo en la Administración Pública


Aportación personal de Macarena Dúctor Pacheco.

Por naturaleza el ser humano es un “animal social”, es decir, un ser que precisa relacionarse con otros individuos para desarrollar todas las facetas de su vida personal. Esto es así ya que desde que nacemos, pertenecemos a una sociedad, e interactuamos continuamente con las personas que nos rodean. Para llevar a cabo esta labor, los grupos (trabajo, familia, amigos…) son un elemento básico y esencial, puesto que a través de ellos aprendemos costumbres, comportamientos, lenguaje…

En el ámbito público, generalmente, el desarrollo de la actividad se ejerce a través de grupos formales, es decir, un conjunto de personas estructuradas por la propia Administración para desempeñar determinadas funciones comunes, con el fin de lograr el cumplimiento de los objetivos de la entidad pública. Para lo cual, es necesario que sus funcionarios actúen conjuntamente, es decir, que cada uno de ellos aporte, al grupo, sus propias capacidades, con objeto de alcanzar una meta común: satisfacer las necesidades del ciudadano.

Además de los grupos formales, podemos distinguir los informales, aquellos que surgen espontáneamente, y que derivan de la exigencia que posee el individuo de satisfacer sus necesidades y metas personales. Tanto en uno como en otro, el individuo deberá adoptar ciertas “reglas” de conducta para relacionarse con ese grupo concreto, ya que, evidentemente, cada grupo tendrá unas costumbres, normas, etc., por ejemplo, no podemos equiparar el grupo de amigos al de compañeros de trabajo. El comportamiento del empleado cambiará dependiendo de éstas, con la finalidad de seguir formando parte del mismo. En caso contrario, el resto de miembros podrán excluirlo. Consecuentemente, podemos observar una homogeneización de los comportamientos y la disminución de las diferencias interpersonales, lo que promueve un ambiente laboral más cómodo y activo y, por tanto, más eficiente.

Una vez el sujeto entra a formar parte de un grupo, se sentirá identificado con los miembros del mismo y, posiblemente, la relación con otros sujetos externos se irá desvaneciendo. A pesar de ello, la motivación que experimenta el individuo al ejecutar su actividad con los compañeros que forman parte de su grupo, será mayor que la ejecución de la actividad de forma individual y, por tanto, su trabajo resultará más productivo.

Finalmente, hacer referencia a que el desarrollo de una actividad pública implica la necesidad de cohesión entre el funcionariado, puesto que existen muchos intereses “en juego”, que prevalecen sobre aquellos meramente individuales del empleado público. Con ello, me refiero a las necesidades de la sociedad. Como consecuencia, la labor funcionarial, por su propia naturaleza, debe llevarse a cabo a través de la cooperación entre sus empleados, siendo inviable su puesta en marcha de forma individual.

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