lunes, 22 de abril de 2013

Reflexión sobre la pirámide de Maslow o la jerarquía de las necesidades humanas. Propuesta por: Elvira Salés.


Partimos del hecho de que nos encontramos ante una teoría de contenido, las cuales se centran en señalar las razones que justifican una determinada conducta; además, se trata de un modelo sobre la motivación conocido, de forma más o menos intensa, por todos nosotros; no obstante, y a pesar de este conocimiento, quería realizar una doble reflexión, en primer lugar sobre sus repercusiones en el mundo laboral actual, y simultáneamente, sobre cómo este modelo se ha visto afectado por la actual crisis que nos viene afectando.
 
Las necesidades del ser humano en este modelo vienen escalonadas, partiendo de las más básicas para el hombre: 
En el primer campo nos encontramos con las fisiológicas: alimento, vestido, salud o cobijo.  Una vez las primeras están cubiertas, pasamos a las necesidades de seguridad: respecto de los aprovisionamientos básicos, y la protección frente a cualquier daño o contratiempo.  En el tercer escalón de la pirámide se encuentra la búsqueda de la aceptación social: surgen necesidades de identificarse con un grupo y de ser aceptado como miembro del mismo.  Una vez integrado en grupos sociales, el individuo empieza a sentir la necesidad de obtener prestigio, reconocimiento propio y de los demás. Los individuos que tienen cubiertos todos estos escalones llegan a la necesidad de autorrealización

Basándonos en la pirámide de Maslow, si se conocen los objetivos y las motivaciones de los individuos, teniendo en cuenta que a todos no nos mueve lo mismo, y que incluso una misma persona, con el paso del tiempo, no se ve atraído por las mismas metas y objetivos, pues estos van evolucionando; y se diseñan estrategias que satisfagan las necesidades de los empleados de la organización, se garantizará la implicación, la motivación y la contribución de los mismos a los objetivos empresariales. Pues según el autor, las personas están dominadas por los impulsos de sus necesidades internas insatisfechas, las cuales orientan y determinan su comportamiento
 
De este modo, debe averiguarse qué necesidades particulares motivan a cada trabajador. Pues habrá algunos que sólo esperen cubrir sus necesidades de reconocimiento; otros empleados que puedan contar con necesidades de desarrollo profesional; y otros a los que les interesen cuestiones relacionadas con su posibles logros profesionales, así la empresa deberá adaptar las herramientas a su disposición a los distintos propósitos y aspiraciones de cada empleado con el fin que se sientan satisfechos en su trabajo. 
 
La motivación de los trabajadores tal y como hemos afirmado es fundamental para la consecución de los objetivos de la empresa. Dicha motivación se alcanza por medio de los mecanismos básicos de recompensas y sanciones. Y ya que, tal y como nos pone de manifiesto la pirámide de Maslow, las necesidades humanas tienen distinta intensidad y aparecen según una determinada secuencia, se debe precisar el grado de satisfacción de las necesidades de cada trabajador para determinar qué tipo de incentivo puede suponerle una mayor satisfacción. 
 
Durante una crisis económica como la actual, de carácter general, los recursos humanos en el seno de las organizaciones pasan a una posición secundaria. Así se potencia que los empleados atiendan más en sus relaciones con las organizaciones, a las necesidades básicas, relegando a un segundo plano aquellas que, en la pirámide, están colocadas en puestos superiores. Es por ello que en la actualidad, la posibilidad de mantener el actual poder adquisitivo y de tener asegurado el empleo, hayan pasado a ser las mayores preocupaciones de los empleados y trabajadores en la organización.

1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo con la aportación de Elvira, pero también me gustaría resaltar que nos encontramos con un lastre del mercado laboral de nuestro país que se arrastra desde hace bastante tiempo, pues no se le presta la suficiente atención al desarrollo de los recursos humanos.

    Aunque teóricamente se acepte y defienda una concepción renovada, donde el trabajador se considere un elemento estratégico para la consecución de los objetivos organizacionales, vemos como la realidad no coincide con esta idea. Dicha visión pierde todo sentido cuando la primera medida de recortes de gastos en las organizaciones afecta a la plantilla de los trabajadores y sus salarios. Nos centramos más en ideas de recortes de gastos que en el impulso del ingreso y el desarrollo de la organización.

    El fomentar la motivación y con ello la mejora de los rendimientos debe ser una medida estratégica para salir de situaciones comprometidas o de decrecimiento que debe primar frente a muchas otras, mucho más usuales. El temor a la pérdida del trabajo sólo consigue una rápida y correcta ejecución del trabajo, pero no el desarrollo ni de las funciones del puesto ni de la propia persona del trabajador. Los trabajadores podrían desplegar habilidades que sólo con la motivación y la satisfacción salen a la luz, y que podrían llevar a nuevos logros para la organización.

    Tampoco debemos olvidar, que son muy frecuentes en nuestro país diversas prácticas organizacionales indeseables que hacen que la confianza en estas se pierda por parte del trabajador, y con ello la satisfacción y el compromiso. Estamos hablando del abuso del contrato de formación o en prácticas, para ahorrar en sueldos, de la ausencia de reconocimiento de horas extras (“cuando acabes esto puedes irte”, sin cumplir los horarios establecidos), o simplemente la no contratación (aunque en numerosas ocasiones esta situación es deseada por el mismo trabajador).

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