jueves, 25 de abril de 2013

REFLEXIÓN PERSONAL SOBRE LA MOTIVACIÓN


Más concretamente me voy a centrar en la motivación de los funcionarios públicos tomando como referencia para mi exposición una noticia la cual sostiene que: La falta de premios, objetivos y castigos merma la productividad en el sector público.

En primer lugar señalar que, la motivación es un proceso que tiene efectos hacia el futuro, en el sentido de que en la medida que la satisfacción sea mayor o menor va a afectar en las conductas futuras del individuo, va a influir en el esfuerzo que dicha persona ponga para realizar determinadas actividades.

Los funcionarios públicos tienden a reducir su rendimiento en el ejercicio de sus funciones tomando de referencia a aquel compañero que no ejecuta correctamente sus funciones y no se ve sancionado por ello. De esta manera el empleado público no se encuentra motivado ni por él mismo ni por su entorno, y como consecuencia de ello ajusta su productividad a la retribución que recibe, haciendo referencia aquí a una de las dimensiones de la motivación, la intensidad, que se puede definir como el grado de esfuerzo que un sujeto está dispuesto a llevar para realizar una determinada actividad, por tanto el esfuerzo realizado por el trabajador no es el adecuado para obtener la mayor productividad posible, y se calificará como un trabajador no eficaz ni eficiente.

El origen de este problema más bien que en los propios trabajadores se encuentra en el vértice de la pirámide, es decir, en los altos cargos políticos. No existe un cuerpo directivo lo suficientemente profesionalizado que esté capacitado para imponer sanciones en casos en los que haya que aumentar la productividad o por el contrario para aplicar incentivos positivos de dinero o ascensos para aquellos que desempeñen sus funciones correctamente.

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