Decía Napoleón Hill (prestigioso escritor estadounidense,
máximo referente en el campo de la autoayuda durante el siglo XX) que “el mundo
no paga a los hombres por lo que saben, sino por lo que hacen o inducen a otros
a hacer”, y ello no debe escapar a mi reflexión sobre el liderazgo.
Actualmente, la inmensa mayoría de nuestras empresas, tan
públicas como privadas, tiene una estructura de poder piramidal, que deja claro
la diferencia entre los escalafones profesionales de sus trabajadores. Esta
diferencia se sustenta que la dirección de unos sobre otros, y esta dirección
precisa de una figura indicada para tal desempeño. El líder, jefe o directivo
(como lo queramos llamar), ostenta tal puesto, en parte, gracias a sus conocimientos , los cuáles le
sirven de “trampolín” para promocionar dentro de la empresa, más su función
remunerada en tal puesto, como nos indica Napoleón Hill, es hacer él mismo, o
en este caso, inducir a sus subordinados a realizar una determinada tarea. Para
ello empleará diversas tácticas con el fin de incentivar la motivación de los
empleados a su cargo, y con ello maximizar los beneficios o expectativas de
dicha sección.
A este respecto, debemos señalar que el líder debe ser una
persona a la altura de dicha competencia, pues aunque este es un punto
conflictivo para los más expertos, bajo mi juicio y opinión, no cualquier
persona sirve para liderar un grupo de trabajo, o tan siquiera estructuras más
sencillas como una familia. Para un buen líder, la confianza en sí mismo, la
fuerza de su carácter y personalidad, la claridad de sus objetivos y la
determinación en sus conductas y decisiones, debe ser causa indispensable. Si
estas ideas están claras, el líder aprenderá a trasmitir a sus secuaces lo que
éstos deben hacer, y con ello obtendrá unos mejores resultados comandando el
equipo de trabajo. Es en este ámbito, donde últimamente ha aflorado la técnica
del “coaching” que no dejan de ser asesores o entrenadores de los líderes y
directivos para reforzar las ideas anteriores y con ello promocionar
positivamente u obtener unos mejores resultados en el ámbito profesional.
Sin duda, el asunto del liderazgo es bastante controvertido
pero teniendo claros algunos preceptos, como por ejemplo los anteriores, pueden
llevar a un mejor puerto a cualquier persona con potencial de liderazgo.
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