Como ya ha sido objeto de estudio
en temas anteriores, la estructura corporativa de la Administración Pública es
una estructura jerarquizada a través de los distintos cuerpos, grupos y
escalas. Esto en teoría debería de fomentar un clima de trabajo propicio para
aumentar la productividad en el seno de la Administración, sin embargo, una
profunda burocratización impide la agilidad del personal a la hora de
desempeñar su trabajo, produciéndose el efecto inverso: la demora en los plazos
de procedimientos, resoluciones, actos administrativos…
¿Es por tanto la burocratización
el problema de la lentitud de la Administración? En mi opinión, no. Es
necesario que la Administración tenga una gran burocratización pues debe
garantizar la correcta administración de los recursos públicos, no obstante, si
hay que confrontar la burocracia frente a la duplicidad. Hoy en día, no es la
burocracia la que provoque la lentitud de la Administración, sino la falta de
implementación de las nuevas tecnologías para evitar el “ir y venir” a los
distintos órganos de la Administración a pedir la información necesario cuando
al fin y al cabo, es la propia Administración quien la da y quien finalmente la
recibe de nuevo, produciéndose una demora injustificada, además de una
duplicidad documental para la tramitación de cualquier expediente o acto
administrativo.
Esto tiene un efecto directo en
la motivación, tanto en los administrados, como en el propio empleado público.
El hecho de que el ciudadano tenga que ir de un lado a otro solicitando la
información para cumplimentar la solicitud para el órgano administrativo que
sea, genera en él (el ciudadano) un malestar que acaba finalmente mostrando con
la persona encargada de la entidad que le atiende en el momento, normalmente
secretarias y personal del cuerpo general, y como sostiene Elsa Punset (experta
en inteligencia emocional): “La negatividad se contagia” y finalmente acaba
influyendo en la motivación del personal al servicio de la Administración.
Por lo tanto, en la gran mayoría
de los casos, una persona que, a pesar de que esté muy motivada al inicio del
día, si continuamente se encuentra con personas que reprochan la mala gestión
de su organización, acaba ponderando que aunque realice el trabajo de forma
excelente, su progresión no se ve recompensada por los destinatarios del
servicio pues su labor depende de la resolución de otro. Esto influye de forma
directa en el desempeño de su labor, pues haga su trabajo de forma excelente o
de forma media, va a seguir obteniendo su retribución mensual.
Para paliar estos efectos, se
debe de reformar la concepción de la Administración y mejorar sus sistemas de
producción, pues la jerarquización de la misma hace que sea dividida su
estructura y no se apliquen reformas al todo, sino a las partes. Es necesario
mejorar la interrelación entre los organismos para una mayor eficacia y agilidad
que repercutirá en una mejor prestación del servicio y que finalmente mejorará
el clima de trabajo de los funcionarios aumentando su motivación.
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